Lista de Las Olayeras de Belén

viernes, 6 de julio de 2012

MIS VIAJES II


Thelma & Louis en Roma


Este viaje lo escribiré de la manera que fue. Fue el primer viaje que hice con mi madre al extranjero y la verdad, mereció la pena. Espero poder ayudar a la gente que desee ir a Roma, que tome algunos consejos que nosotros hicimos y si alguien tiene alguna duda… ya sabéis, preguntad. Y quien ya haya estado…. Pues ya sabemos que nos olvidamos muchos sitios, pero ya volveremos.

Italia, fue por casualidad. Una noche estaba en casa mirando ofertas de viaje así al tuntún, sin intención de hacer ninguno, cuando se presentó ante mis ojos la oportunidad deseada: Roma, ida 0,01€, vuelta 19,99€. Mi madre estaba en cama y la desperté y li dije: “¿Te quieres venir conmigo a Roma?”. Ella todavía recién dormida se despertó y me dijo “¿Qué, quéeeee?” como diciendo “estás chalá”. Le comenté lo que había visto en la web. Se lo comenté a mi padre y a él le pareció de maravilla. Total, que en un mes… estábamos las dos camino a Roma (otra vez con Ryanair) y pasamos un fin de semana "de la O" (óstia, :P). De Girona a Ciampino (aeropuerto) y de Ciampino a Termini (estación de tren principal de Roma). Lo primero que hicimos… como buenas guiris, fue ir a la librería de enfrente de la estación y compré un mapa. ¡Muy bien! ¿Preparadas? ¿Listas? COMIENZA LA AVENTURA!


Ni en un millón de años podríais imaginar las primeras italianas que vimos, lo que estaban haciendo. A ver como lo explico. Se veía que eran dos mujeres “sin techo” y con la chola un poco ida. Pero a ver, lo último que se te pasa por la cabeza, es ver como dos mujeres de unos 70 años (o más) se pongan a… pues eso… que hagan… ¡Joder! ¿Cómo lo explico? Hacer sus cosas en plena calle. Que estaban cagando, vamos!!! Así de finamente dicho. Bien, Carmen, bien, Belén, habéis comenzado vuestra “aventura” mejor imposible. ¿Conclusión? Las mujeres italianas también cagan, aunque algunas lo hagan en plena calle. jajaja

Viva el Limoncello
Coliseo
Cogimos Via Cavour para abajo y comenzamos nuestra hazaña. Como era mediodía, decidimos parar a comer primero y después continuar del tirón. Total, entramos en un restaurante, comimos nuestra pasta (a la carbonara y al pesto) y después del panacota del postre le pregunté a la camarera si tenía “Limoncello”  (vaya pregunta Belén, ¡que estabas en Italia no en los Andes!). Mi madre me preguntó que era, y yo le dije como una orden “Tú fíate de mí,  bebe y calla”. Al probarlo dijo: “¡Esto está muy bueno!” Jajaja. Era para verle la cara. Como un niño que le acababan de dar un caramelo por primera vez. Total, con el buche lleno, comenzamos nuestra andada al Coliseo. Al verlo… ¡Dios! ¡Cómo impone! ¡Es impresionante! 




Total, que nosotras como dos pardillas (pero lo disimulábamos muy bien) vimos unos hombres disfrazados de romanos. ¡Qué ilusión! Te trasladaba a la época romana (¡y nosotras somos cristianas!!!) 
¡Los Romanos!
En fin, mi madre, se fue a fijar en un romano alto, fuertote, rubito con melenita, muy guapetón él. “Belén yo quiero una foto con ese romano”, ya veis a mi madre detrás del romano y el romano en ver a mi madre le dice: “Cinque euro”. “¿Qué? ¿5 € por hacerme una foto contigo? ¡Anda por ahí!” Sí, lo mando, pasado Cuenca. 



Las ruinas que están enfrente
del Coliseo



No entramos en el Coliseo, pero lo que sí vimos, fueron las ruinas que había enfrente y quedamos maravilladas. Aquello era precioso. Cada simple piedra tenía su historia y si hablara… uffff!




Monumento a Vittorio Emanuele II

No teníamos destino ni dirección fija, así que vimos un monumento muy grande-blanco y para allá que fuimos. El monumento grande-blanco era el monumento a “Vittorio Emanuele II”. Una pasada.
Pero una vez allí, miré el mapa y me di cuenta que estábamos cerca del monumento que yo más ansiaba visitar la “Fontana di Trevi”. 



La Fontana di Trevi
(abarrotada, como no)
Otra vez, tricu-tricu las dos, caminando nos adentramos por unas calles hasta que dimos con la fuente. El monumento me dejó con la boca… vamos, como cuando se le caía la boca al Doctor Slump, en los dibujos de Arale. ABIERTA. Aunque me defraudó un poco el sitio, estaba tan escondido entre edificios habitados… no sé, en ese sentido me llevé un chasco. Pero sigo pensando que para mí, es lo más bonito de Roma. 



La Piazza di Spagna
La fuente que nos salvó a más de
un turista, por el calor y la sed.












Compramos unos refrescos en un chiringuito y llegamos… ¡Tachán! ¡A la Piazza di Spagna!!!!! Aquella escalinata, aquella iglesia arriba (no subí  porqué no estaba yo como para subir escaleras) pero lo que más me gustó era la fuente con la barquita que hay a los pies de la escalinata donde podías coger agua… POTABLE y…. ¡GRATIS!!!!. Hicimos un descansito y… otra vez en marcha. Pensad que ya llevábamos un ratito caminando. 


Seguimos la calle que había en frente de la escalinata (Via del Babuino) y allí vimos las tiendas más glamurosas que podíamos imaginar: Armani, Versacce, Prada… ¡CUANTO GLAMOUR!!! Demasiado para dos guiris pobres como nosotras. 

Piazza del Popolo


Al llegar al final de la calle, desembocamos en la Piazza del Popolo. ¡Qué graaaaande!!!! 







Gelatone italiano en Roma
(no tiene precio)


Total, que estábamos tan cansadas que decidimos tomarnos un gelatone como era debido. Un gelatone en Roma, Italia. Suena bien, eh? Pues eso, que el gelatone estaba que te cagas en las bragas Felisa.

Pizza 4 estaciones + Birra
(vaya peazo de birra se bebió
la mia mamma)
Ya teníamos el gelatone en la planta de los pies cuando decidimos ir hacia el hotel. Nuestro hotel estaba a 3 manzanas del Vaticano y todavía quedaba un poquito. Así que pasado el puente del río Tíber decidimos cenar. Mi madre una pizza 4 estaciones con su birra y yo una simple con tomate, ajo y aceite de oliva y una Coca-cola. 







Vaticano de noche
El hotel, no era un hotel. Era un apartamento donde alquilaban habitaciones. El chico nos dijo que nada, que una duchita y a ir al Vaticano a verlo iluminado. Nosotras le dijimos que no, que estábamos muy cansadas y que íbamos a descansar. Él insistió y nosotras fuimos bastante tajantes. Vamos, tan tajantes que al llegar a la habitación, mi madre se echó en la cama para dormir después de una ducha y yo después de la ducha me vestí. Ella me preguntó que donde iba y yo le dije: “Al Vaticano. Si estamos al lado. Yo no espero a mañana. Mañana lo veré otra vez”. “Entonces yo también voy contigo” me dijo. “¿No estabas tan cansada?” “Sí, pero quedarme aquí sola me da yuyu” jajaja. En fin, se visitó y nos fuimos las dos a la plaza de San Pedro del Vaticano. Creo que fue la mejor idea que nos pasó por la cabeza. Yo no soy muy religiosa. Somos cristianas, apostólicas y romanas, pero no practicantes. Pero el ver que poco a poco las columnas de alrededor comenzaron a iluminarse las enormes lámparas y después le seguían parte del edificio… ¡Joder! Eso no tiene palabras. Estábamos sentadas debajo de un gran obelisco que hay en el centro de la plaza y me llamó mi amiga Adela. “Adela, si te digo donde estoy ahora mismo, no te lo crees”. Me maldijo, me llamó de todo menos bonita… Pero nosotras hasta que no se encendieron todas las luces, no nos fuimos de allí. Mereció la pena, la verdad.


Al día siguiente, nos levantamos tempranito. Desayunamos un poco en el apartamento (entraban 4 galletas, biscotes, mermelada, café…) y nos pusimos en marcha enseguida. Volvimos a visitar el Vaticano, pero lo que yo tenía muy claro era que no iba a entrar. Seguimos la avenida que hay enfrente del Vaticano, hasta el final, giramos a la izquierda y bordeamos el río. 
Una estatua del Ponte S. Angelo
(mirad que pequeñita que salgo)




¡Dios! Qué bonito es el Ponte S. Angelo. El castillo… vale, sí, un castillo como casi todos, pero el puente… ¡Qué pedazo de estatuas!! Y no eran pequeñitas, ni mucho menos.







Palazzo di Giustizia




 Al cruzar el puente, seguimos la vista desde el otro lado y el Palazzo di Giustizia también valía la pena. ME TENDRÍA QUE HABER LLEBADO UN BABERO, COÑO! Teníamos intención de ir a la Piazza Navona


Debajo de la ciudad de Roma,
hay otra ciudad
Lo que me llamó la atención era que bajo los edificios había ruinas de otros edificios. Eso significaba que las capas de tierra a lo largo del tiempo, había hecho soterrar la ciudad antigua de Roma. En mi próximo viaje a Roma, me gustaría visitar la Roma subterránea. Existe y debe ser la leche visitarla. 







Piazza Navona.... sin palabras




Unos pasitos más y… llegamos a la ¡Piazza Navona!!!  Esa plaza es de otro mundo. Qué paz, qué tranquilidad se respiraba allí un jueves por la mañana (supongo que en eso tuvimos suerte al no ir en fin de semana).







Capuccino y bocata
en la Piazza Navona


En fin, que estábamos las dos tan embobadas que decidí invitar a mi madre a desayunar. Pero un desayuno de verdad. Nada de las 4 galletitas del apartamento. La verdad es que la excusa del desayuno de un bocata y un capuccino, era perfecta para disfrutar más de la plaza.








Encontrar el Pantheon fue más difícil. Creo que nos perdimos. Y si no, dimos más vueltas que un tonto en una feria. Pero mereció la pena. Allí está enterrado Raphael, y la inmensa cúpula del techo… emboba a cualquiera. Mi madre no cerró la boca en todo el rato que estuvimos allí. Estuvimos unos minutos, pero hubiésemos estado bastantes más. ¿Y las columnas del exterior? Pero si se necesitan 3 personas con los brazos extendidos para darles la vuelta.





Mirad!! No me diréis que no os hace
pensar con Alfredo Landa en alguna
película. jajaja
De vuelta a Termini, hubo algo que nos hizo mucha gracia. Vimos a un guarda en una tarima, dirigiendo el tráfico. Lo primero que me vino a la cabeza fueron las películas españolas antiguas y al guarda, me imaginaba que era Alfredo Landa. Jajaja.










Este es el típico hombre italiano,
con su traje y su vespa. 
Otra cosa, las vespas. Es verdad, hay para dar y regalar. Eso sí, si puedes cruzar la calle en Roma, lo puedes hacer en cualquier parte del mundo. Allí no se respeta nada el tráfico. Para que luego digan de los españoles. ¡Ja!! ¿Y la elegancia? En pleno mes de junio los hombres con su camisa de manga larga y su americana. Y trajeados y bien guapetones ellos. Las mujeres no las vi yo tan coquetas.




En fin, llegamos pronto a Termini y luego a Ciampino. Allí comimos y… de vuelta a casa por la tarde. En un día y medio nos dimos un tute… Que hay que volver a repetir.

Ya he dicho al principio que he contado el viaje tal como fue. Aunque hay algunas partes censurables que por supuesto no he podido escribir, que las hay. Mi madre no me perdonaría.  Jajaja.
Muchas gracias TRENCEROS y nos vemos con otro viajecito. Ok?





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