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viernes, 13 de julio de 2012

MI BARRIO (Santa Eugenia de Ter)


Esta fue la época más bonita.
Mis trenzas y yo
Mi blog de hoy está dedicado a todos los vecinos de mi barrio que ya no están entre nosotros y a los que por motivos de la vida se hayan tenido que ir de él. Podría decir muchos nombres, pero los que lo leeréis y conozcáis sus calles, os vendrán a la mente enseguida. 

Nunca entenderé como todavía hay gente que le da vergüenza admitir de donde viene. ¿Y no es eso un orgullo? Yo lo diré bien alto: Soy del BARRIO DE SANTA EUGÈNIA DE TER, GIRONA. ¡Y a mucha honra! Siempre he tenido mi barrio muy presente, pero no fue hasta hace unos días en el funeral de la madre de unas amigas, donde de verdad me di cuenta de donde vengo.
Yo de peque, en el balcón de casa
junto a mi perro Gigi
Ya mi madre se crió allí desde que tenía apenas dos añitos (a finales de la década de los 40). Los que lo conozcan sabrán de donde hablo. ¿Dónde estaba antiguamente la farmacia de la carretera? Pues justamente detrás. Unas casitas que les llamaban las casas del Sereno. Entonces Santa Eugenia era un pueblo. No pasó a barrio hasta el 1963. Mis padres cuando se casaron también se fueron a vivir allí. En la calle Maçana nº41. Total, que mi hermano Sé y yo siempre hemos sido conocidos como los hijos de “Carmuchi” y de “Diego” (o “Cuadros”). Al ser un barrio, todo el mundo se conocía. Y más nosotros que vivíamos en una zona privilegiada. Justamente en el centro. Recuerdo mi niñez, en el balcón, veía como pasaban los vecinos delante de nuestra casa. Y muchos de ellos al pasar veían forzosamente nuestro balcón y saludaban. Recuerdo que delante de mi casa, la calle hacía como una plazoleta asfaltada y los jóvenes se ponían a jugar a la pelota en medio de la calle, sin temor al tráfico (como sería ahora el problema). Yo si salía a la calle a jugar, iba con mis vecinas a un callejón (que todavía existe) y allí jugábamos a pelota contra la pared. Todavía no existía “El Rayo” (garaje de camiones de transporte). Y si no salíamos, la vecina de arriba, bajaba o nosotros subíamos a jugar.

Nuestro piso era un primero, y por la parte de atrás teníamos terraza que comunicaba con los demás vecinos. Cuántas horas habremos pasado jugando en aquellas terrazas, hablando con el vecino de la escalera de al lado o (antes de poner la uralita) jugar a distancia con la vecina de arriba. Jejeje. Todavía recuerdo la frase, el tono y la cara de mi vecina Mireia cuando llamaba a la puerta: “Dice mi madre que si me puedo quedar a jugar”. El vecindario entonces era diferente. Recuerdo que cuando mi hermano o yo estábamos enfermos, mi madre llamaba a la vecina de arriba, y ella mandaba a alguno de sus hijos a hacer el recado que necesitaba mi madre al colmado (casi siempre le tocaba al pobre Tomás).

Todo el mundo de la zona se conocía, si no se conocía de nombre al menos el saludo no se negaba nunca a nadie. Recuerdo la fiesta mayor. Ay… Mi padre estaba en la asociación de vecinos y la fiesta del barrio de Santa Eugenia era una de las más sonoras de la ciudad. Sus concursos, sus bailes, sus sardanas, sus habaneras, sus verbenas… pero lo que más hecho de menos eran los juego infantiles. 
Juan Corvillo y sus juegos infantiles
Aquí todavía ni existía la Plaza del Barco
y era un simple descampado, donde
comenzaban a construir los pisos
Juan Corvillo (más conocido como el zapatero del barrio) era la persona que más hizo por la juventud. Sus juegos infantiles era el acto con más público, tanto por niños, jóvenes, como adultos que iban a disfrutar del espectáculo. ¡Grande Juan! Siempre se hicieron en la plaza del Barco (la plaza que mucha gente de Girona conoce) desde que la plaza ni existía, que era un simple descampado. El año que se inauguró la plaza, aquello era una locura. ¡Qué bonito! Juan hacía de todo, desde el simple juego de huevo, juegos de carpintería, hasta el poste untado de vaselina, y donde los jóvenes tenían que subir trepando para recoger el jamón que había de premio. Un año mi hermano estuvo a punto de conseguirlo y el oír a la gente jalear, ya era muy divertido. Jajaja. ¿Y la verbena? ¡Dios! La verbena era un no parar. 
El Colegio Amarillo
(Colegio y antiguo ayuntamiento
cuando el barrio era pueblo)
La gente venía de otros barrios al patio del Colegio Amarillo (colegio de toda la vida, desde que el barrio era pueblo y también ayuntamiento). Fuera había una pequeña feria, parada de churros, tómbola… Y el vecino Pous (los del estanco de la carretera) se encargaba de las mesas y las sillas. 






La pubilla y sus dos damas de honor 
Otro acto de las bellas del barrio
Cursa de bicicletas
La primera noche se elegía a la Pubilla y a las 2 damas de honor del barrio. Y durante los días que durase la fiesta debían de hacer acto de presencia. Recuerdo que mis padres siempre estaban con muchos vecinos, a la vez. Llegábamos a ser 20 en un conjunto de mesas. Un año se pusieron todos de acuerdo y decidieron traer en una noche cosas. Unos trajeron tortilla de patatas, otros gambas, sardinas (esa era María la pescadera), otros croquetas, melón… y así sucesivamente. Toñi, Trini, Maruja, María, Encarna... todas ellas trajeron cosas. Las mujeres estaban solas en las mesas y en la pista de baile, mientras los maridos se encargaban de estar atendiendo detrás de la barra del bar de la Asociación de Vecinos. Pues ese año, sortearon un jamón. ¿Y a quién le tocó? ¡Sí! ¡A nuestra mesa! Eso son buenos vecinos, decidimos cortar tacos de jamón y repartirlo a todo aquel que quisiera un poco. Jajaja. Aquel año fue genial. 


El antiguo barco pirata
que dio nombre a la plaza
de Santa Eugenia
(Plaza del Barco)




Hubo un año que llovió mucho y vinieron unos cantantes de habaneras (les Veus de Besalú) y tenían que cantar encima del barco pirata de la plaza. Los miembros de la asociación, se subieron encima de los lavabos y en el tejado hicieron el "cremat". Jajaja. Allí nadie se quedó sin habaneras y sin "cremat". Otro año, trajeron un globo aerostático, y algunos nos subimos por unos minutos. ¡Grande la plaza del barco! Contaba hasta con su cine de verano. jejeje (como en un pueblo)





Recuerdo de cada uno de los vecinos de toda la vida en un día rutinario. Desde las compañeras de clase o de colegio, que me pasaban a buscar y hacíamos la gran caminata para ir al cole (del siguiente barrio), las madres llevando a los niños al colegio, Juan Corvillo en su taller de zapatos junto al señor Gabriel (donde se les veía en su gran escaparate y el olor a cola que todavía recuerdo como si fuera ahora mismo), el taller de Alfonso (de donde siempre se veían saltar chispas) la guardería donde iban todos los niños de los vecinos, la frutería Fina (todavía recuerdo la sonrisa que siempre tenía Fina en la cara), la panadería de  Pilar (donde todos comprábamos el desayuno antes de ir al cole) la librería Eines, (apurando las fotocopias y mapas para el cole), el bar Galán (siempre con gente), el "Barrufet Llaminer (donde siempre caía alguna chuchería o algún bollicao), el estanco de Jamina y Dolors (donde cuando mi padre no podía, me hacía irle a buscar el tabaco y el periódico “Los Sitios” ahora “Diari de Girona”, eso ahora sería impensable), la mercería Pirineu (donde siempre encontrabas algún remedio para algún pantalón, camisa, falda… o yo que simplemente iba a pasar el rato con mi amiga Eva), la carnicería de Carmen en la carretera (donde mi madre me mandaba a por huevos y yo iba con mi cestillo de mimbre) el pequeño colmado que tenía la sra. María y su hijo Vicenç en la esquina de la carretera, la farmacia (donde siempre estaban las mismas chicas que nos han visto nacer a mis hermanos y a mi, y donde siempre nos daban unos caramelitos en un papel), la imprenta de Salvador que estaba justo al lado (antes estaba delante del estanco), la oficina de mudanzas de la Zamorana, de Julián y Dolores (justo debajo de mi balcón, y donde siempre se formaban tertulias donde se unía todo aquel que pasaba por la calle), la floristería de Carmen justo al lado de mi casa, en frente, en la esquina del callejón Florencia tenía su tienda de ropa, Salvador Llorente y Pepi con su bici-tandem, el bar Apolo, el video-club Aquari, Manolo Gemio con su taxi, Pere Pagès con su local de enormes cubas de vino, e incluso recuerdo (era yo muy pequeña) la panadería Can Melsió, en la carretera junto al estanco, donde mi madre nos compraba a mi hermano y a mi, unos bastones enooooormes de pan, también recuerdo a un vecino, que era un señor mayor, que era barrendero y mi hermano siempre le llamaba “capitán”,  todos esos sitios y gentes, por muchos años que pasen, nunca se me borrarán de mi memoria. Algunos de los que he nombrado ya no están con nosotros, pero así como lo hago yo, muchos de los que leerán este artículo también los recordarán. 



Salvador y Pepi con su tandem 
Salvador Llorente siempre con su bicicleta. El barrio tiene que darle algún día un homenaje pero bien dado. Ese hombre lo que ha hecho por los vecinos no tiene nombre. Siempre estaba a punto con su bicicleta para hacer los recados que fueran necesarios y hacer las horas que se necesitasen. Y siempre con una sonrisa en la cara. A bonachón no le ganaba nadie.




Mercado del barrio
Era yo muy niña cuando se inauguró el gran supermercado de la zona: Maxor. ¡Madre mía la que se lio! Vino la gran actriz Mari Sampere a inaugurarlo. Fue una locura. Todavía recuerdo algunas de sus trabajadoras: Mª Ángeles, Toñi, Teresa, María, Katy, Tony, Gracia, Oti... (incluso yo trabajé dentro en la panadería). Y otra inauguración muy sonada también fue la del mercado cubierto. Daba gozo entrar y ver la frutería con todo su color, la carnicería, panadería, pescadería… Es una lástima que con el tiempo todo haya desaparecido. El Maxor ya no existe, el mercado se derrumbó, la fábrica de embutidos Serra & Mota, también desapareció para dar paso a nuevos pisos... Todo aquello se renovó. Incluso no teníamos ni iglesia. Muchos hicimos la comunión en el barrio, pero la capilla era un local que estaba debajo de un bloque de pisos. Ahora tienen una nueva (de verdad) en la zona de Can Gibert el Pla.

Todavía recuerdo lo involucrados que estábamos en casa con los actos que se hacían. La sede estaba en el Centro Social. Desde hacer bocadillos de buena mañana, para la marcha popular y luego repartirlos en la plaza del barco donde estaba situada la meta, e ir unos cuantos a las esquinas del recorrido a repartir naranjas partidas a los corredores y el camión de “La Zamorana” iba al final como coche escoba. Allí también se celebraban obras de teatro para los vecinos, juntas e incluso, llegó a venir un expresidente del Gobierno: Adolfo Suárez. (vaya nivel, eh?)

Con 17 añitos tuve mi primer trabajo. Y las casualidades de la vida, fui panadera en la zona. Como diría el rey don Juan Carlos “Me llenaba de orgullo y satisfacción”. Entonces pasé de ser “hija de” a “la panadera de can Bellsolà”.


El "pont del Dimoni" cuando se desarmó.

Por cierto, aprovecho para reclamar: QUEREMOS QUE SE VUELVA A COLOCAR EL ANTIGUO "PONT DEL DIMONI". Sé que el ayuntamiento lo tiene en mente. Pero puesto que siempre ha sido conocida Santa Eugenia por su puente, al menos, que no se quede en el olvido en el cementerio, donde está guardado.




A mis 20 años, mis padres decidieron mudarse. De eso hace ya casi 15 años, y todavía hecho de menos todo lo que he escrito. Cuando voy a darme una vuelta por allí... hay calles que han cambiado, vecinos que como nosotros se fueron, pero basta que pase alguna desgracia a algún antiguo vecino que allí nos volvamos a reencontrar todos. Hay gente muy querida que ya no está entre nosotros, pero a lo largo de este escrito han estado en mi memoria igual que en la de muchos vosotros.

10 comentarios:

  1. bueno..yo viví por ahí y no disfruté de esas amistades ni fiestas..creo que me perdí algo muy interesante..aparte de tus trenzas!! jajjja

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  2. Pozi, mis trenzas y yo disfrutamos de aquella época. Y muy intensamente, la verdad. Aunque hay algo de lo que se pueda recuperar. NO te preocupes. Un día damos un paseo y te muestro.

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  3. Hola Belén! No sé como he llegado hasta tu blog, pero me he encontrado que citas a mi tio Juan Corvillo Martinez. Quiero agradecerte de parte de toda la familia tu cariñoso homenaje hacia la bellísima persona que era mi tio.

    Un fuerte abrazo mio y de toda la familia.

    Joan Corvillo Martinez



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    1. Decir que tu tío era una "bellísima persona" es quedarse corto. Conocía a Juan de toda la vida. El zapatero del barrio y el gran amigo de la familia. Si tu nombre es Joan Corvillo (también) entonces en tu familia no seremos extraños. Sigo en contacto con tu prima Míriam. Y soy hija de Diego y Carmuchi.
      Para mí es un honor que te hayan gustado las letras que dedico a tu tío, de la misma manera que me emocioné al recordarle mientras escribí el post. El recuerdo de cuando iba al estanco a comprar el periódico a mi padre y él estaba en el taller pequeño (el viejo). Y cuando cambió de taller, en el que tenía aquel enorme ventanal y que me "obligaba" a saludar simplemente cuando pasara. Todavía hay un tipo de cola que me recuerda a aquel taller. Siempre relaciono aquel olor con él. O los números que te dan en la discoteca en el guardarropa, también me lo recuerda, cuando dejabas los zapatos a arreglar y él te daba un número de un taco.
      Gran persona y gran familia. Un abrazo.

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  4. Hola Belén! Yo también soy de Santa Eugènia, concretamente vivía en la Calle Sant Sebastià, unas tres calles más abajo de dónde tu familia.
    Por casualidad he encontrado tu escrito, mientras preparaba uno similar. La verdad han cambiado muchas cosas, lo suelo comparar cuando voy a ver a mis padres y mi abuela, que aún están allí. No es que hiciera mucha vida de barrio como la que describes, pero alguien me pregunta de donde soy respondo "de Santa Eugènia".
    Nunca lo olvido, como tampoco olvido que casi todos los que vivíamos éramos familias de trabajadores. Y que cuando íbamos al centro decíamos "baixo a Girona".
    Un saludo!
    Enric


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  5. Leí tu blog cuando lo escribiste...y hoy vuelvo a hacerlo.
    Qué maravilla ser hija de alguien a quien se le quiso tanto!!!
    Supo ser una gran persona...y aunque pude disfrutarle poquito...saqué jugo y le admiro eternamente.
    Estuvo rodeado de verdaderos amigos...entre ellos...tus padres.
    Tu familia es muy importante para la mia.
    Mil gracias de parte de las tres mujeres de Corvillo:mi mami, mi hermana y una servidora.

    Miriam

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  6. Encontré tu entrada por casualidad y es super interesante, conocer el pasado y ver similitudes con el presente, todo y que pueda haver cambiado sigue teniendo mucha personalidad. Ver fotos de la plaça del barco como era antes que fuera plaza! No me lo imaginaba! Me pareció curioso lo de ir a repartir naranjas en al marcha popular, ahora algunos vamos a hacer lo mismo!
    Santa Eugènia tiene vida própia i siempre será un gran barrio y orgulloso de vivir en él!

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  7. :: eugenial, belén!
    enhorabona,
    http://www.eldimoni.com

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  8. :: eugenial, belén!
    enhorabona,
    https://www.facebook.com/eldimoni

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  9. Gracies Belen pels teus records del barri/poble de Santa Eugènia de Ter.A Santa Eugènia estem fent un gran esforç per recupewrar la memoria històrica del barri. El teu blog contribueix. T'animem a seguir escribint sobre el barri i a publicar les fotos antigues que tinguis.

    Ramon Macaya
    President de l'AV de Santa Eugènia de Ter

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