Lista de Las Olayeras de Belén

viernes, 27 de julio de 2012

¿QUÉ TE HAN HECHO EMPORDÀ?


No lo entiendo, por más que intento darle vueltas, no entiendo como puede ser que alguien disfrute viendo arder sufrir a un bosque y a la gente que lo envuelve. Le doy vueltas y vueltas, pero no llego a una solución  para comprender.

Esta semana entrevistaron a un pirómano y él confesaba que disfrutaba viendo a la gente correr, las llamas subir, los helicópteros sobrevolar e intentar apagar el fuego, los bomberos con sus mangueras adentrarse en el bosque para sofocar las llamas... ¿Seré yo tan rara de pensar que este hombre es un ser despreciable?

Sergio Dalma, tiene una canción (vieja por cierto) que dice que "ya nadie llora por un mar". Dedicada al mar Mediterraneo. Lo siento Sergio, pero discrepo. Está demostrado que tanto por un mar, como por un bosque, la gente llora y se involucra. Y bastante. A la vista está que tanto cuando se hundió el barco "Prestige", gente de todo el mundo vino a quitar chapapote. Y para los últimos incendios, la gente ha salido de sus casa a intentar acabar con el infierno que les intentaba arrebatar todo lo que tenían. Tanto sean sus casas como sus bosques y sus vidas. El paisaje que ven todos los días cuando se levantan por la mañana. El olor a naturaleza, el verdor que apacigua, la tranquilidad de poder pasear tranquilo por esos caminos y el placer de estar orgulloso de decir "yo pertenezco a esto". Eso no tiene precio.

Mi querida tierra con el humo de fondo

Soy gironina, de la comarca del gironés. Soy selvatana de adopción, pero he pasado muchos años de mi vida en el Empordà. Estoy enamorada de mi tierra y me siento de la provincia de Girona, por los 4 costados. Para mi es un orgullo poder disfrutar de la tierra que me vio nacer. Presumo cada vez que voy de viaje, de mi tierra, de mis paisajes, de mis montañas, de mi gente y de mi mar querido. Para quien no conozca la zona, le diré que l'Empordà está en el norte-este de la provincia de Girona. Y a quien no se sitúe... lo más conocido que tenemos internacionalmente es el museo Dalí (en Figueres) junto a su ruta, la Jonquera (paso fronterizo más famoso España-Francia), y sus playas y costas de acantilados paradisíacos. A parte de muchísimos lugares de interés.

La culpa de este incendio del Empordà dicen que han sido unas colillas. Hay que ver, una simple pieza minúscula, todo el daño que puede llegar a hacer. Se habla que fue un conductor que lanzó la colilla por la ventana de su vehículo.

La gente abandonó sus coches en
plena carretera y decidió bajar la montaña
hasta llegar al mar.
Han habido 4 víctimas, 2 de ellas eran un padre y una hija bajaron por un barranco y a la hora de tirarse al mar por la desesperación, tuvieron la mala suerte de no poder llegar al agua y chocar con las rocas.
¿Caerá sobre la conciencia de la persona que tiró la colilla, la vida de estas personas? Espero que sí. Deseo que esta imprudencia, innecesaria, le persiga de por vida.



Los Bomberos. Los verdaderos héroes.
Las noticias no dejan de retransmitir a cada informativo como va el incendio, hasta el martes no estuvo controlado. Las imágenes son dantescas, tanto como el asesinato del bosque, como el desalojo de la gente, la marcha de los animales, los refugios en los pabellones más próximos alojando a los evacuados, los bomberos arriesgando sus vidas para que no llegue a más la desgracia (los verdaderos héroes, aunque les hayan bajado el sueldo y sigan al pie del cañón)


Los animales que tuvieron suerte, corrían
desesperados, huyendo de las llamas.
Hay opiniones para todo, pero nunca se debe faltar al respeto. Estamos en una época de discrepancias políticas, nacionalistas, ligüísticas... ¿Y qué ganamos con eso? Pues bien, en las redes sociales, ya se han encargado algunos "dementes" de opinar sin sentido. No vale la pena ni mencionar sus comentarios.

Hay una campaña que tiene intención de ponerse en marcha en octubre #1Català1arbre. Somos muchos los que nos hemos unido a esta iniciativa. ¿El porqué? simplemente porque amamos lo nuestro. Amamos nuestra tierra y no queremos que nuestros hijos-nietos vean que no les hemos cuidado el futuro y ellos así aprenderán para hacerlo a sus descendientes.

YO AMO MI TIERRA. ¿Y TÚ LA TUYA?







viernes, 20 de julio de 2012

¿NO TE GUSTA NUEVA YORK EN OTOÑO?




¿No te gusta Nueva York en otoño?” le pregunta Tom Hanks a Meg Ryan en la película “Tienes un email”. Ella no  contesta, pero ya contesto yo: “Pues mira Tom, no sé si me gusta Nueva York en otoño, ni en invierno, primavera o verano, por la sencilla razón que nunca he estado allí. Aunque para no haber estado, conozco algunos sitios, a los que no debo fallar cuando vaya”.

Creo que Nueva York no es una ciudad cualquiera. Es, simplemente “La Ciudad”. Todo el mundo ha oído hablar de Nueva York y casi todo el mundo ha querido ir alguna vez en su vida allí. No iba yo a ser menos. Ya de niña me moría por cruzar el charco. Aunque tengo que reconocer que hubo una época en que me obsesioné con Boston, la gran manzana tiene un imán.
He visto documentales, he mirado películas, he leído libros, guías, y me da la sensación que una vez vaya allí, no me voy a sentir extraña, y es más, algo me dice que me voy a saber mover bien por la ciudad. Ya os contaré cuando vaya.

La televisión, el cine, las revistas, libros, publicidad… todo esto tiene la culpa de que siempre haya alguna cosa que te guste visitar. Yo me considero teleadicta, (Sí, me gusta la televisión y la miro todo lo que puedo) y tengo ganas de ver con mis propios ojitos todo lo que te venden en la distancia.

Por ejemplo:
Soy adicta a la serie “Gossip Girl”, pues tengo ganas de ir al Upper East Side a ver las calles y el ambiente donde se mueve la elite de Manhattan. Si es verdad que por sus calles hay todo el glamour que aparenta, si la gente va vestida tan exquisitamente o tan “hippie-pijie”. Si en realidad los fines de semana hacen su “brunch” y siempre se juntan los mismos ricachones.

Mi famoso Serendipity


Me muero por ir a tomarme un helado con chocolate caliente a la chocolatería más famosa del cine en Nueva York. Sí, “Serendipity” siempre ha sido el sitio donde que querido ir desde que vi la película (por cierto, la recomiendo).






Rockefeller Center con sus patinadores
anuales
¿Quien no ha visto en alguna película, o incluso en algún informativo alguna vez, gente patinando sobre hielo en el Rockefeller Center? Aunque haya más pistas, incluso en el Central Park, la del Rockefeller Center siempre gana (como su árbol de Navidad).





Central Park
Y hablando del Central Park. ¿A QUIEN NO LE GUSTARÍA PASEAR POR EL PARQUE MÁS FAMOSO DEL MUNDO? Si incluso a mí, que me dan miedo los pájaros, me atrevería a dar de comer a las palomas (como en “Solo en Casa”). Miraría saltar a las ardillas, me perdería paseando en sus caminos, me estiraría en la hierba embobada mirando a mi alrededor y preguntándome como es posible que en una ciudad de asfalto pueda haber tanto verdor.


¿Y el Empire State Building? Si ya desde la película de “King Kong” ya se hizo el edificio más emblemático de Nueva York. Me encantaría subir hasta arriba de todo (no tengo vértigo) y esperar a mi príncipe azul como hizo en su día Meg Ryan con Tom Hanks, en “Algo para Recordar”. ¡Cuánto romanticismo, por Dios!
Puestos que estamos con Tom Hanks, también me gustaría visitar dos escenarios de sus películas una es “Big”. Sí, me muero de ganas de ir a la juguetería que sale en la película y deslizarme por su enorme piano-humano. Donde la gente salta y toca las teclas con los pies. Y su otra película es “La Terminal”. Cómo ese hombre sobrevive en el aeropuerto y como llega a tener una rutina en un lugar que no es casa-ni tierra de nadie.
Otro lugar de película es la estación de trenes de Nueva York. Desde la llegada de Selena Van der Woddsen en “Gossip Girl”, hasta Cary Grand en “Con la muerte en los talones” o incluso en la serie “Pan Am”. Ese lugar me encantaría verlo. Se ve tan enorme, que no tiene nada que ver con las estaciones de trenes de aquí
Don Vito Corleone
Si voy a “Little Italy” por supuestísimo voy a mirar alrededor y voy a pensar en “El Padrino”. ¿Quedará algún rastro de la mafia que tan famoso hizo al distrito? Me gustaría transportarme en la época y ver a los italianos de entonces, con sus trajes y sus sombreros, con aquellos coches que tenían los mafiosos y siempre escondían un arma… ahora ya no queda nada de eso, pero estoy segura que cuando yo esté allí… me lo imaginaré. Incluso imaginaré a don Vito Corleone, y me comeré unos spaghetti con albóndigas a su salud.




Audrey Hepburn desayunando en
Tiffany's
Uno de los sitios de película donde me encantaría mirar su escaparate es en Tiffany’s. No será lo mismo, porqué yo iré de turista y soy pobre como las ratas, pero imaginarme a Audrey Hepburn con su vestido negro, su collar de perlas y su moño, desayunando donuts delante del aparador… será bonito. Lo sé.





¡Y como olvidarme de Carrie Bradshaw! La Siempre-perfecta escritora, mejor vestida, con mejores amigas, ligona de tíos buenorros, protagonista de “Sexo en Nueva York”. Ya me informaré y miraré donde está la calle donde vivía. Me gustan ese tipo de apartamentos. Evidentemente sé que el interior no es como el de la serie, pero… no sé, tengo curiosidad.

Hay tantas películas y tantas series donde el escenario principal es Nueva York, que es como si los que no hemos ido nunca lo conociéramos de toda la vida. Quiero ir a Macy’s, a comprar perfumes, una bufanda, o un vestido. También quiero visitar la tienda de American Girl Place, por curiosidad y comprarle una American Girl a mi sobrina, con su ropita y sus accesorios. Los mercadillos de las calles, tanto sea de frutas, como de ropa, como de cacharros viejos. Por supuestísimo, no me puedo marchar sin visitar la Estatua de la Libertad. Ya que estamos, un espectáculo en Broadway nadie me lo puede negar. Comerme unos Pretzels o un Hot dog por la calle,  ver jugar a los Knicks, visitar el Times Square, visitar la zona 0, cruzar el puente de Brooklyn caminando, perderme por China Town, subirme en un taxi amarillo… ufff! Yo para hacer todo esto necesito de 2 semanas a un mes, como mínimo, porque como diga de irme a Brooklyn, Queens… y demás barrios. Se me hace corto. Mejor será que me vaya a vivir allí una temporadita. Jejeje.

Si alguien ha ido… Ya hablaremos. Necesito prepararme primero económicamente, y segundo psicológicamente. Pero, no me puedo ir de este mundo sin visitarlo. Y en cuanto llegue cantaré en “New York, New York” a lo Frank Sinatra: “Start spreading the news, I'm leaving today I want to be a part of it - New York, New York…”

viernes, 13 de julio de 2012

MI BARRIO (Santa Eugenia de Ter)


Esta fue la época más bonita.
Mis trenzas y yo
Mi blog de hoy está dedicado a todos los vecinos de mi barrio que ya no están entre nosotros y a los que por motivos de la vida se hayan tenido que ir de él. Podría decir muchos nombres, pero los que lo leeréis y conozcáis sus calles, os vendrán a la mente enseguida. 

Nunca entenderé como todavía hay gente que le da vergüenza admitir de donde viene. ¿Y no es eso un orgullo? Yo lo diré bien alto: Soy del BARRIO DE SANTA EUGÈNIA DE TER, GIRONA. ¡Y a mucha honra! Siempre he tenido mi barrio muy presente, pero no fue hasta hace unos días en el funeral de la madre de unas amigas, donde de verdad me di cuenta de donde vengo.
Yo de peque, en el balcón de casa
junto a mi perro Gigi
Ya mi madre se crió allí desde que tenía apenas dos añitos (a finales de la década de los 40). Los que lo conozcan sabrán de donde hablo. ¿Dónde estaba antiguamente la farmacia de la carretera? Pues justamente detrás. Unas casitas que les llamaban las casas del Sereno. Entonces Santa Eugenia era un pueblo. No pasó a barrio hasta el 1963. Mis padres cuando se casaron también se fueron a vivir allí. En la calle Maçana nº41. Total, que mi hermano Sé y yo siempre hemos sido conocidos como los hijos de “Carmuchi” y de “Diego” (o “Cuadros”). Al ser un barrio, todo el mundo se conocía. Y más nosotros que vivíamos en una zona privilegiada. Justamente en el centro. Recuerdo mi niñez, en el balcón, veía como pasaban los vecinos delante de nuestra casa. Y muchos de ellos al pasar veían forzosamente nuestro balcón y saludaban. Recuerdo que delante de mi casa, la calle hacía como una plazoleta asfaltada y los jóvenes se ponían a jugar a la pelota en medio de la calle, sin temor al tráfico (como sería ahora el problema). Yo si salía a la calle a jugar, iba con mis vecinas a un callejón (que todavía existe) y allí jugábamos a pelota contra la pared. Todavía no existía “El Rayo” (garaje de camiones de transporte). Y si no salíamos, la vecina de arriba, bajaba o nosotros subíamos a jugar.

Nuestro piso era un primero, y por la parte de atrás teníamos terraza que comunicaba con los demás vecinos. Cuántas horas habremos pasado jugando en aquellas terrazas, hablando con el vecino de la escalera de al lado o (antes de poner la uralita) jugar a distancia con la vecina de arriba. Jejeje. Todavía recuerdo la frase, el tono y la cara de mi vecina Mireia cuando llamaba a la puerta: “Dice mi madre que si me puedo quedar a jugar”. El vecindario entonces era diferente. Recuerdo que cuando mi hermano o yo estábamos enfermos, mi madre llamaba a la vecina de arriba, y ella mandaba a alguno de sus hijos a hacer el recado que necesitaba mi madre al colmado (casi siempre le tocaba al pobre Tomás).

Todo el mundo de la zona se conocía, si no se conocía de nombre al menos el saludo no se negaba nunca a nadie. Recuerdo la fiesta mayor. Ay… Mi padre estaba en la asociación de vecinos y la fiesta del barrio de Santa Eugenia era una de las más sonoras de la ciudad. Sus concursos, sus bailes, sus sardanas, sus habaneras, sus verbenas… pero lo que más hecho de menos eran los juego infantiles. 
Juan Corvillo y sus juegos infantiles
Aquí todavía ni existía la Plaza del Barco
y era un simple descampado, donde
comenzaban a construir los pisos
Juan Corvillo (más conocido como el zapatero del barrio) era la persona que más hizo por la juventud. Sus juegos infantiles era el acto con más público, tanto por niños, jóvenes, como adultos que iban a disfrutar del espectáculo. ¡Grande Juan! Siempre se hicieron en la plaza del Barco (la plaza que mucha gente de Girona conoce) desde que la plaza ni existía, que era un simple descampado. El año que se inauguró la plaza, aquello era una locura. ¡Qué bonito! Juan hacía de todo, desde el simple juego de huevo, juegos de carpintería, hasta el poste untado de vaselina, y donde los jóvenes tenían que subir trepando para recoger el jamón que había de premio. Un año mi hermano estuvo a punto de conseguirlo y el oír a la gente jalear, ya era muy divertido. Jajaja. ¿Y la verbena? ¡Dios! La verbena era un no parar. 
El Colegio Amarillo
(Colegio y antiguo ayuntamiento
cuando el barrio era pueblo)
La gente venía de otros barrios al patio del Colegio Amarillo (colegio de toda la vida, desde que el barrio era pueblo y también ayuntamiento). Fuera había una pequeña feria, parada de churros, tómbola… Y el vecino Pous (los del estanco de la carretera) se encargaba de las mesas y las sillas. 






La pubilla y sus dos damas de honor 
Otro acto de las bellas del barrio
Cursa de bicicletas
La primera noche se elegía a la Pubilla y a las 2 damas de honor del barrio. Y durante los días que durase la fiesta debían de hacer acto de presencia. Recuerdo que mis padres siempre estaban con muchos vecinos, a la vez. Llegábamos a ser 20 en un conjunto de mesas. Un año se pusieron todos de acuerdo y decidieron traer en una noche cosas. Unos trajeron tortilla de patatas, otros gambas, sardinas (esa era María la pescadera), otros croquetas, melón… y así sucesivamente. Toñi, Trini, Maruja, María, Encarna... todas ellas trajeron cosas. Las mujeres estaban solas en las mesas y en la pista de baile, mientras los maridos se encargaban de estar atendiendo detrás de la barra del bar de la Asociación de Vecinos. Pues ese año, sortearon un jamón. ¿Y a quién le tocó? ¡Sí! ¡A nuestra mesa! Eso son buenos vecinos, decidimos cortar tacos de jamón y repartirlo a todo aquel que quisiera un poco. Jajaja. Aquel año fue genial. 


El antiguo barco pirata
que dio nombre a la plaza
de Santa Eugenia
(Plaza del Barco)




Hubo un año que llovió mucho y vinieron unos cantantes de habaneras (les Veus de Besalú) y tenían que cantar encima del barco pirata de la plaza. Los miembros de la asociación, se subieron encima de los lavabos y en el tejado hicieron el "cremat". Jajaja. Allí nadie se quedó sin habaneras y sin "cremat". Otro año, trajeron un globo aerostático, y algunos nos subimos por unos minutos. ¡Grande la plaza del barco! Contaba hasta con su cine de verano. jejeje (como en un pueblo)





Recuerdo de cada uno de los vecinos de toda la vida en un día rutinario. Desde las compañeras de clase o de colegio, que me pasaban a buscar y hacíamos la gran caminata para ir al cole (del siguiente barrio), las madres llevando a los niños al colegio, Juan Corvillo en su taller de zapatos junto al señor Gabriel (donde se les veía en su gran escaparate y el olor a cola que todavía recuerdo como si fuera ahora mismo), el taller de Alfonso (de donde siempre se veían saltar chispas) la guardería donde iban todos los niños de los vecinos, la frutería Fina (todavía recuerdo la sonrisa que siempre tenía Fina en la cara), la panadería de  Pilar (donde todos comprábamos el desayuno antes de ir al cole) la librería Eines, (apurando las fotocopias y mapas para el cole), el bar Galán (siempre con gente), el "Barrufet Llaminer (donde siempre caía alguna chuchería o algún bollicao), el estanco de Jamina y Dolors (donde cuando mi padre no podía, me hacía irle a buscar el tabaco y el periódico “Los Sitios” ahora “Diari de Girona”, eso ahora sería impensable), la mercería Pirineu (donde siempre encontrabas algún remedio para algún pantalón, camisa, falda… o yo que simplemente iba a pasar el rato con mi amiga Eva), la carnicería de Carmen en la carretera (donde mi madre me mandaba a por huevos y yo iba con mi cestillo de mimbre) el pequeño colmado que tenía la sra. María y su hijo Vicenç en la esquina de la carretera, la farmacia (donde siempre estaban las mismas chicas que nos han visto nacer a mis hermanos y a mi, y donde siempre nos daban unos caramelitos en un papel), la imprenta de Salvador que estaba justo al lado (antes estaba delante del estanco), la oficina de mudanzas de la Zamorana, de Julián y Dolores (justo debajo de mi balcón, y donde siempre se formaban tertulias donde se unía todo aquel que pasaba por la calle), la floristería de Carmen justo al lado de mi casa, en frente, en la esquina del callejón Florencia tenía su tienda de ropa, Salvador Llorente y Pepi con su bici-tandem, el bar Apolo, el video-club Aquari, Manolo Gemio con su taxi, Pere Pagès con su local de enormes cubas de vino, e incluso recuerdo (era yo muy pequeña) la panadería Can Melsió, en la carretera junto al estanco, donde mi madre nos compraba a mi hermano y a mi, unos bastones enooooormes de pan, también recuerdo a un vecino, que era un señor mayor, que era barrendero y mi hermano siempre le llamaba “capitán”,  todos esos sitios y gentes, por muchos años que pasen, nunca se me borrarán de mi memoria. Algunos de los que he nombrado ya no están con nosotros, pero así como lo hago yo, muchos de los que leerán este artículo también los recordarán. 



Salvador y Pepi con su tandem 
Salvador Llorente siempre con su bicicleta. El barrio tiene que darle algún día un homenaje pero bien dado. Ese hombre lo que ha hecho por los vecinos no tiene nombre. Siempre estaba a punto con su bicicleta para hacer los recados que fueran necesarios y hacer las horas que se necesitasen. Y siempre con una sonrisa en la cara. A bonachón no le ganaba nadie.




Mercado del barrio
Era yo muy niña cuando se inauguró el gran supermercado de la zona: Maxor. ¡Madre mía la que se lio! Vino la gran actriz Mari Sampere a inaugurarlo. Fue una locura. Todavía recuerdo algunas de sus trabajadoras: Mª Ángeles, Toñi, Teresa, María, Katy, Tony, Gracia, Oti... (incluso yo trabajé dentro en la panadería). Y otra inauguración muy sonada también fue la del mercado cubierto. Daba gozo entrar y ver la frutería con todo su color, la carnicería, panadería, pescadería… Es una lástima que con el tiempo todo haya desaparecido. El Maxor ya no existe, el mercado se derrumbó, la fábrica de embutidos Serra & Mota, también desapareció para dar paso a nuevos pisos... Todo aquello se renovó. Incluso no teníamos ni iglesia. Muchos hicimos la comunión en el barrio, pero la capilla era un local que estaba debajo de un bloque de pisos. Ahora tienen una nueva (de verdad) en la zona de Can Gibert el Pla.

Todavía recuerdo lo involucrados que estábamos en casa con los actos que se hacían. La sede estaba en el Centro Social. Desde hacer bocadillos de buena mañana, para la marcha popular y luego repartirlos en la plaza del barco donde estaba situada la meta, e ir unos cuantos a las esquinas del recorrido a repartir naranjas partidas a los corredores y el camión de “La Zamorana” iba al final como coche escoba. Allí también se celebraban obras de teatro para los vecinos, juntas e incluso, llegó a venir un expresidente del Gobierno: Adolfo Suárez. (vaya nivel, eh?)

Con 17 añitos tuve mi primer trabajo. Y las casualidades de la vida, fui panadera en la zona. Como diría el rey don Juan Carlos “Me llenaba de orgullo y satisfacción”. Entonces pasé de ser “hija de” a “la panadera de can Bellsolà”.


El "pont del Dimoni" cuando se desarmó.

Por cierto, aprovecho para reclamar: QUEREMOS QUE SE VUELVA A COLOCAR EL ANTIGUO "PONT DEL DIMONI". Sé que el ayuntamiento lo tiene en mente. Pero puesto que siempre ha sido conocida Santa Eugenia por su puente, al menos, que no se quede en el olvido en el cementerio, donde está guardado.




A mis 20 años, mis padres decidieron mudarse. De eso hace ya casi 15 años, y todavía hecho de menos todo lo que he escrito. Cuando voy a darme una vuelta por allí... hay calles que han cambiado, vecinos que como nosotros se fueron, pero basta que pase alguna desgracia a algún antiguo vecino que allí nos volvamos a reencontrar todos. Hay gente muy querida que ya no está entre nosotros, pero a lo largo de este escrito han estado en mi memoria igual que en la de muchos vosotros.

viernes, 6 de julio de 2012

MIS VIAJES II


Thelma & Louis en Roma


Este viaje lo escribiré de la manera que fue. Fue el primer viaje que hice con mi madre al extranjero y la verdad, mereció la pena. Espero poder ayudar a la gente que desee ir a Roma, que tome algunos consejos que nosotros hicimos y si alguien tiene alguna duda… ya sabéis, preguntad. Y quien ya haya estado…. Pues ya sabemos que nos olvidamos muchos sitios, pero ya volveremos.

Italia, fue por casualidad. Una noche estaba en casa mirando ofertas de viaje así al tuntún, sin intención de hacer ninguno, cuando se presentó ante mis ojos la oportunidad deseada: Roma, ida 0,01€, vuelta 19,99€. Mi madre estaba en cama y la desperté y li dije: “¿Te quieres venir conmigo a Roma?”. Ella todavía recién dormida se despertó y me dijo “¿Qué, quéeeee?” como diciendo “estás chalá”. Le comenté lo que había visto en la web. Se lo comenté a mi padre y a él le pareció de maravilla. Total, que en un mes… estábamos las dos camino a Roma (otra vez con Ryanair) y pasamos un fin de semana "de la O" (óstia, :P). De Girona a Ciampino (aeropuerto) y de Ciampino a Termini (estación de tren principal de Roma). Lo primero que hicimos… como buenas guiris, fue ir a la librería de enfrente de la estación y compré un mapa. ¡Muy bien! ¿Preparadas? ¿Listas? COMIENZA LA AVENTURA!


Ni en un millón de años podríais imaginar las primeras italianas que vimos, lo que estaban haciendo. A ver como lo explico. Se veía que eran dos mujeres “sin techo” y con la chola un poco ida. Pero a ver, lo último que se te pasa por la cabeza, es ver como dos mujeres de unos 70 años (o más) se pongan a… pues eso… que hagan… ¡Joder! ¿Cómo lo explico? Hacer sus cosas en plena calle. Que estaban cagando, vamos!!! Así de finamente dicho. Bien, Carmen, bien, Belén, habéis comenzado vuestra “aventura” mejor imposible. ¿Conclusión? Las mujeres italianas también cagan, aunque algunas lo hagan en plena calle. jajaja

Viva el Limoncello
Coliseo
Cogimos Via Cavour para abajo y comenzamos nuestra hazaña. Como era mediodía, decidimos parar a comer primero y después continuar del tirón. Total, entramos en un restaurante, comimos nuestra pasta (a la carbonara y al pesto) y después del panacota del postre le pregunté a la camarera si tenía “Limoncello”  (vaya pregunta Belén, ¡que estabas en Italia no en los Andes!). Mi madre me preguntó que era, y yo le dije como una orden “Tú fíate de mí,  bebe y calla”. Al probarlo dijo: “¡Esto está muy bueno!” Jajaja. Era para verle la cara. Como un niño que le acababan de dar un caramelo por primera vez. Total, con el buche lleno, comenzamos nuestra andada al Coliseo. Al verlo… ¡Dios! ¡Cómo impone! ¡Es impresionante! 




Total, que nosotras como dos pardillas (pero lo disimulábamos muy bien) vimos unos hombres disfrazados de romanos. ¡Qué ilusión! Te trasladaba a la época romana (¡y nosotras somos cristianas!!!) 
¡Los Romanos!
En fin, mi madre, se fue a fijar en un romano alto, fuertote, rubito con melenita, muy guapetón él. “Belén yo quiero una foto con ese romano”, ya veis a mi madre detrás del romano y el romano en ver a mi madre le dice: “Cinque euro”. “¿Qué? ¿5 € por hacerme una foto contigo? ¡Anda por ahí!” Sí, lo mando, pasado Cuenca. 



Las ruinas que están enfrente
del Coliseo



No entramos en el Coliseo, pero lo que sí vimos, fueron las ruinas que había enfrente y quedamos maravilladas. Aquello era precioso. Cada simple piedra tenía su historia y si hablara… uffff!




Monumento a Vittorio Emanuele II

No teníamos destino ni dirección fija, así que vimos un monumento muy grande-blanco y para allá que fuimos. El monumento grande-blanco era el monumento a “Vittorio Emanuele II”. Una pasada.
Pero una vez allí, miré el mapa y me di cuenta que estábamos cerca del monumento que yo más ansiaba visitar la “Fontana di Trevi”. 



La Fontana di Trevi
(abarrotada, como no)
Otra vez, tricu-tricu las dos, caminando nos adentramos por unas calles hasta que dimos con la fuente. El monumento me dejó con la boca… vamos, como cuando se le caía la boca al Doctor Slump, en los dibujos de Arale. ABIERTA. Aunque me defraudó un poco el sitio, estaba tan escondido entre edificios habitados… no sé, en ese sentido me llevé un chasco. Pero sigo pensando que para mí, es lo más bonito de Roma. 



La Piazza di Spagna
La fuente que nos salvó a más de
un turista, por el calor y la sed.












Compramos unos refrescos en un chiringuito y llegamos… ¡Tachán! ¡A la Piazza di Spagna!!!!! Aquella escalinata, aquella iglesia arriba (no subí  porqué no estaba yo como para subir escaleras) pero lo que más me gustó era la fuente con la barquita que hay a los pies de la escalinata donde podías coger agua… POTABLE y…. ¡GRATIS!!!!. Hicimos un descansito y… otra vez en marcha. Pensad que ya llevábamos un ratito caminando. 


Seguimos la calle que había en frente de la escalinata (Via del Babuino) y allí vimos las tiendas más glamurosas que podíamos imaginar: Armani, Versacce, Prada… ¡CUANTO GLAMOUR!!! Demasiado para dos guiris pobres como nosotras. 

Piazza del Popolo


Al llegar al final de la calle, desembocamos en la Piazza del Popolo. ¡Qué graaaaande!!!! 







Gelatone italiano en Roma
(no tiene precio)


Total, que estábamos tan cansadas que decidimos tomarnos un gelatone como era debido. Un gelatone en Roma, Italia. Suena bien, eh? Pues eso, que el gelatone estaba que te cagas en las bragas Felisa.

Pizza 4 estaciones + Birra
(vaya peazo de birra se bebió
la mia mamma)
Ya teníamos el gelatone en la planta de los pies cuando decidimos ir hacia el hotel. Nuestro hotel estaba a 3 manzanas del Vaticano y todavía quedaba un poquito. Así que pasado el puente del río Tíber decidimos cenar. Mi madre una pizza 4 estaciones con su birra y yo una simple con tomate, ajo y aceite de oliva y una Coca-cola. 







Vaticano de noche
El hotel, no era un hotel. Era un apartamento donde alquilaban habitaciones. El chico nos dijo que nada, que una duchita y a ir al Vaticano a verlo iluminado. Nosotras le dijimos que no, que estábamos muy cansadas y que íbamos a descansar. Él insistió y nosotras fuimos bastante tajantes. Vamos, tan tajantes que al llegar a la habitación, mi madre se echó en la cama para dormir después de una ducha y yo después de la ducha me vestí. Ella me preguntó que donde iba y yo le dije: “Al Vaticano. Si estamos al lado. Yo no espero a mañana. Mañana lo veré otra vez”. “Entonces yo también voy contigo” me dijo. “¿No estabas tan cansada?” “Sí, pero quedarme aquí sola me da yuyu” jajaja. En fin, se visitó y nos fuimos las dos a la plaza de San Pedro del Vaticano. Creo que fue la mejor idea que nos pasó por la cabeza. Yo no soy muy religiosa. Somos cristianas, apostólicas y romanas, pero no practicantes. Pero el ver que poco a poco las columnas de alrededor comenzaron a iluminarse las enormes lámparas y después le seguían parte del edificio… ¡Joder! Eso no tiene palabras. Estábamos sentadas debajo de un gran obelisco que hay en el centro de la plaza y me llamó mi amiga Adela. “Adela, si te digo donde estoy ahora mismo, no te lo crees”. Me maldijo, me llamó de todo menos bonita… Pero nosotras hasta que no se encendieron todas las luces, no nos fuimos de allí. Mereció la pena, la verdad.


Al día siguiente, nos levantamos tempranito. Desayunamos un poco en el apartamento (entraban 4 galletas, biscotes, mermelada, café…) y nos pusimos en marcha enseguida. Volvimos a visitar el Vaticano, pero lo que yo tenía muy claro era que no iba a entrar. Seguimos la avenida que hay enfrente del Vaticano, hasta el final, giramos a la izquierda y bordeamos el río. 
Una estatua del Ponte S. Angelo
(mirad que pequeñita que salgo)




¡Dios! Qué bonito es el Ponte S. Angelo. El castillo… vale, sí, un castillo como casi todos, pero el puente… ¡Qué pedazo de estatuas!! Y no eran pequeñitas, ni mucho menos.







Palazzo di Giustizia




 Al cruzar el puente, seguimos la vista desde el otro lado y el Palazzo di Giustizia también valía la pena. ME TENDRÍA QUE HABER LLEBADO UN BABERO, COÑO! Teníamos intención de ir a la Piazza Navona


Debajo de la ciudad de Roma,
hay otra ciudad
Lo que me llamó la atención era que bajo los edificios había ruinas de otros edificios. Eso significaba que las capas de tierra a lo largo del tiempo, había hecho soterrar la ciudad antigua de Roma. En mi próximo viaje a Roma, me gustaría visitar la Roma subterránea. Existe y debe ser la leche visitarla. 







Piazza Navona.... sin palabras




Unos pasitos más y… llegamos a la ¡Piazza Navona!!!  Esa plaza es de otro mundo. Qué paz, qué tranquilidad se respiraba allí un jueves por la mañana (supongo que en eso tuvimos suerte al no ir en fin de semana).







Capuccino y bocata
en la Piazza Navona


En fin, que estábamos las dos tan embobadas que decidí invitar a mi madre a desayunar. Pero un desayuno de verdad. Nada de las 4 galletitas del apartamento. La verdad es que la excusa del desayuno de un bocata y un capuccino, era perfecta para disfrutar más de la plaza.








Encontrar el Pantheon fue más difícil. Creo que nos perdimos. Y si no, dimos más vueltas que un tonto en una feria. Pero mereció la pena. Allí está enterrado Raphael, y la inmensa cúpula del techo… emboba a cualquiera. Mi madre no cerró la boca en todo el rato que estuvimos allí. Estuvimos unos minutos, pero hubiésemos estado bastantes más. ¿Y las columnas del exterior? Pero si se necesitan 3 personas con los brazos extendidos para darles la vuelta.





Mirad!! No me diréis que no os hace
pensar con Alfredo Landa en alguna
película. jajaja
De vuelta a Termini, hubo algo que nos hizo mucha gracia. Vimos a un guarda en una tarima, dirigiendo el tráfico. Lo primero que me vino a la cabeza fueron las películas españolas antiguas y al guarda, me imaginaba que era Alfredo Landa. Jajaja.










Este es el típico hombre italiano,
con su traje y su vespa. 
Otra cosa, las vespas. Es verdad, hay para dar y regalar. Eso sí, si puedes cruzar la calle en Roma, lo puedes hacer en cualquier parte del mundo. Allí no se respeta nada el tráfico. Para que luego digan de los españoles. ¡Ja!! ¿Y la elegancia? En pleno mes de junio los hombres con su camisa de manga larga y su americana. Y trajeados y bien guapetones ellos. Las mujeres no las vi yo tan coquetas.




En fin, llegamos pronto a Termini y luego a Ciampino. Allí comimos y… de vuelta a casa por la tarde. En un día y medio nos dimos un tute… Que hay que volver a repetir.

Ya he dicho al principio que he contado el viaje tal como fue. Aunque hay algunas partes censurables que por supuesto no he podido escribir, que las hay. Mi madre no me perdonaría.  Jajaja.
Muchas gracias TRENCEROS y nos vemos con otro viajecito. Ok?