Lista de Las Olayeras de Belén

lunes, 1 de julio de 2013

El primer encuentro sexual


  


La verdad es que después de tanto tiempo sin apenas salir, el hecho de ver a tanta gente, me hace pensar en el carácter de las personas.


Todos sabéis a lo que me dedico a la hora de escribir (chicas, relaciones, sexo…) pero, decirme la verdad ¿Creéis que todo el mundo es cómo aparenta? Me refiero, a… pues eso, íntimamente, en la cama. Muchos de los chicos chulitos que van de duros, luego resulta que no valen nada en la cama y al revés también. Algún chico del que nunca os habríais fijado y después resulta que es fantástico en el tema.

No me digáis que muchas veces en cuanto habéis visto a un chico, no os habéis llegado a preguntar cómo sería… en la intimidad, en la cama. Lo siento, pero quien diga que no… ¡MIENTE COMO UNA BELLACA!!!

Quien no se ha fijado nunca en la nariz respingona de Brad Pitt, los ojos de Warrick Brown, el cuerpo de William Levy, la seducción de George Clooney, Matt Bomer, Sawyer (de Lost)…  (Belén que te pierdes) Bien, centrémonos. No me digáis que NUNCA os los habéis imaginado en la cama. Porque vamos… (El hambre me está afectando).

Mucha gente da por hecho de que yo practico todo lo que escribo. Pues no. No os confundáis. También cabe decir, que tengo una edad y que algo sé (para qué nos vamos a engañar). No soy precisamente una monja, pero vamos, creo que mi vida sexual, aquí a nadie le importa. Simplemente escribo cosas que sé que a muchas de vosotras os gustaría practicar. Y me consta que a muchas os he dado alguna idea.  A lo mismo, que algunas también me habéis dado ideas a mí (¡Gracias!).

Vamos a ver, ahora no seáis “gilipollas” y a la mínima que se os presente un pivonazo o el chico por el que habéis estado suspirando durante tiempo, o 1: os hagáis las estrechas, o 2: os hagáis las duras, o 3: esperéis que os lo hagan todo. ¡NO! Os lo tengo dicho montones de veces. El sexo está para disfrutarlo en pareja. Es cosa de dos y los dos os lo tenéis que pasar bien.



Mimos: Donde estén unos buenos previos, que se quiten todos los mete-saca del mundo. Si os acordáis, tanto OLAYA como LUCY disfrutaron así del sexo con Eduardo y con Johan. Es más, Johan sabía que a LUCY le faltaba cariño en su vida sexual. Y ella descubrió cosas que ni imaginaba que existían.



Juguetes: Mirad, qué queréis que os diga: Esposas, pañuelos, consoladores, bolas chinas con mando a distancia,  juguetes en general, yo estoy de acuerdo con todo eso, pero ni se os ocurra en la primera cita. Si el chico ya comienza así en la primera cita… le quita todo el romanticismo y manda a paseo la noche. ¡Ojo! Siempre y cuando hablemos de sexo, esperando algo más. Si es un simple polvo… HACER LO QUE OS DÉ LA GANA.




Caricias, lamidas, besos… ¡BIENVENIDOS SEAN!!!! Vuelvo a decir lo mismo de antes: A quien no le gusten…. ¡MIENTE COMO UNA BELLACA! Yo salía con un chico, que en eso era bastante parco y la verdad, cuando conocí a otro que me lo daba… ufff, (todavía me emociono al recordarlo)



Lubricantes: Recomiendo TODOS los del mercado. Desde velas masajeadoras, geles aromáticos y potingues varios. Además hay algunos que huelen tan bien, que parecerá que llevas loción corporal y de vez en cuando os recordará la noche anterior.



Masturbación mutua: SIEMPRE de la LIFE. No hay que explicar mucho más, ¿no? Además, se puede hacer en un montón de sitios. PONERLE IMAGINACIÓN.



Sitios: ufff… casa, campo, playa, montaña. Aunque todos tienen algún inconveniente… hay que mirar el lado bueno. Que sí, que sé que la arena de la playa es algo molesta (y acabáis como croquetas), pero el rumor de las olas seguro que os lo hace olvidar. Campo… que sí que las ramitas, las piedrecitas y esas cosas, como que fastidian un poco. En fin, echarle imaginación a la cosa.



Vivir la noche como si fuera la última. No penséis que es un polvo y que el siguiente se puede mejorar. ¡NO! ¿Y si al día siguiente no le volvéis a ver? “CARPE DIEM”. Pues eso, que os quiten lo “bailao”.



Posturas: Uf, ahí… ya he dado demasiadas ideas en el tema, en muchas ocasiones. Desde el misionero, las escaleras, de lado, a cuatro patas, de pie…  

Os recuerdo la primera vez que Lucy y Johan se acostaron (en mi libro LUCY):

"Paramos junto a la cama y se colocó frente a mí. Se dedicó unos segundos para mirarme. Agarró el borde de mi jersey y lo subió, hasta quitármelo. En ningún momento me apartó la mirada. Se posó tras de mí, me besó el hombro y el cuello. No pude evitar estremecerme. Cerré los ojos y sentí aquellos labios en mi piel. Sus manos me acariciaron la espalda y se deslizaron en mi estómago. Volví a dar un respingo y a dar un tímido gemido. Mi bajo vientre me estaba dando señales. Me rodeó y se colocó frente a mí. Bajé la cabeza, pero me la levantó con sus dedos, para obligarme a mirarle a los ojos. Los tenía fijos en los míos, se acercó y me besó de nuevo. Su lengua se introdujo dentro de mi boca y comenzó a explorarla. Aquel beso se alargó y pasó a ser sonoro. Mis manos se alzaron por instinto y se colocaron en su cuello. Las suyas bajaron al botón de mis vaqueros, lo desabrocharon y bajaron la cremallera. Introdujo sus dedos en el interior de la cintura del pantalón y tiró para abajo, para desprenderse de ellos. Levanté mi pierna y me ayudé a quitármelo. Me quedé en ropa interior. Me gustaban sus besos, tengo que reconocerlo. El chico besaba bien, muy a mi pesar. Y le gustaba. Él también comenzó a deshacerse de su ropa sin abandonar mis labios. Nos estábamos dejando llevar y por lo visto, nuestros cuerpos cogieron el control. Estábamos los dos en ropa interior, de pie y seguíamos con nuestra particular batalla. Pasó sus manos por mi cintura, hacia mi espalda y las levantó hasta alcanzar el cierre del sujetador. Lo abrió, bajó las tiras, me lo quitó y restregó sus manos hacia delante hasta posarse en mis pechos y acariciarlos suavemente. Mis pezones estaban duros y me dolían. Aquello hizo que mi sexo palpitara con fuerza. Separó sus labios de los míos, me miró a los ojos, luego a la boca y me acarició la mejilla. Su respiración se notaba agitada.

_Me gustas Lucy – me susurró - Y te lo voy a demostrar.

Con cuidado, me tumbó en la cama y me quedé boca arriba. Se deshizo de mis bragas y acto seguido él también se quitó sus calzoncillos. Y allí estaba yo. Con un chico joven, totalmente desconocido, en su cama y a punto de echar un polvo. Quería estar nerviosa, pero de repente, lo único por lo que me sentía excitada, era por el momento. Aquel chico estaba cumpliendo con lo que me había prometido y estaba dispuesto a dar más. Se echó junto a mí y con sus dedos comenzó a recorrer desde el interior de mis muslos, pasando por mi sexo, mi ombligo, mi costado, mi pecho y llegando a mi cuello. Mi cuerpo comenzó a calentarse más si cabía. Estaba mojada y me daba vergüenza, pero no era momento de mostrar pudor alguno. Volvió a bajar la mano y se posó en mi pezón. Comenzó a dibujar círculos alrededor de él y al tocar el centro, gemí levantando mi cadera. Se posó encima de mí y se inclinó a la altura de mi pezón, para ponérselo en la boca. Primero jugueteó un rato con su lengua, volviendo a dibujar círculos alrededor, para después darle un leve mordisco y succionarlo. El momento del mordisco me hizo retorcer y volver a levantar la cadera. Posé mis manos en su cara y le busqué para que me besara. Y vino a besarme. Me besó tan lentamente y tan apasionadamente, que noté como mi cadera iba serpenteando. Sus manos me acariciaban el costado… el muslo… aquello hacía que pidiera más. Bajó su mano, la posó encima de mi sexo y con sus dedos comenzó a dibujar círculos en mi clítoris. Comencé a gemir a medida que su lengua seguía en mi boca. Aquello me estaba gustando y la humedad de mi bajo vientre me estaba delatando. Separó sus labios de los míos y bajó a la altura del cuello para seguir besándome y lamiéndome. Seguí gimiendo, mis manos le acariciaban y abrí más las piernas. Quería que me penetrara. Más besos por todo mi cuerpo y aquellos dedos que no dejaban de darme placer en mi clítoris. Hasta que paró. Me miró, se mordió su labio inferior y alargó la mano a la mesita de noche, para abrir un cajón y sacar de allí un paquetito. Era el condón. Lo abrió y miré aquel paquete con deseo. Aquello tenía algo que sabía que me iba a rematar la faena. Y si se movía de la misma manera que me había estado… mimando, todo aquel rato... Aquello prometía. Se lo colocó con cuidado, me besó el pecho, pasó los dedos por mi sexo mojado y se los metió en la boca. Me miró a la cara, me sonrió levemente, se posó encima de mí y me penetró. Apenas sentí aquella entrada. Estaba tan mojada, que le fue tan fácil… se acercó a mí y me dio un leve lametón en los labios. Cosa que hizo que yo fuera en busca de su lengua. Le gustó mi reacción y volvió a repetirla, para yo darle caza al final. Aprisioné su lengua y la succioné. Se separó, me miró la boca y comenzó a moverse lentamente. Aquel ritmo era tan… perfecto. Aquel mete-saca no tenía intención de tener prisa y me hacía disfrutarlo a cada movimiento. Me abracé a él y comencé a besarle el hombro. Me sentía bien y estaba gozando lo que me estaba dando. Y comenzó a acelerar. Aquello era… especial. Se movía más rápido, pero su mirada no dejó en ningún momento de desconcentrarse de mi boca. Fue allí donde la fijó y cuando él llegó, lo que hizo fue darme un largo beso antes de dejarse caer junto a mí. No pensé que me costaría tan poco el llegar al orgasmo".



lunes, 24 de junio de 2013

MAUREEN 1



_Lo siento mucho, mi niña.
_Te acompaño en el sentimiento.
_Pobrecita. La única familia que tenía y se le va.
_Tienes otro ángel más que cuida de ti.

Y así sucesivamente, las vecinas del pueblo, me daban el pésame por la muerte de mi abuela. La mujer que me había criado después de que mi madre me abandonara, cuando yo apenas tenía 2 años de edad.

Si tenemos en cuenta que nací y me crie en un pequeño pueblo pesquero de Asturias, es obvio, que la noticia corrió como la pólvora. Todos los vecinos hicieron piña. A todos los conocía, a todos menos a uno. Un hombre con traje oscuro, de estatura media, pelo canoso y con una edad a punto de jubilarse, que no habló con nadie. Permaneció en un rincón y no hacía más que mirarme. Me podría haber fijado en más gente, pero no. Mis ojos se clavaron en él. Fue un instinto extraño. Aquella misma tarde salí de dudas.

_Maureen, este señor es el señor Sheridan. Ha venido a hablar contigo – me dijo la hermana de mi abuela.
_Hola Maureen – se presentó – Sé que hablas perfectamente inglés y comprenderás lo que voy a hablar contigo.
_Su abuela no quiso que perdiese parte de sus raíces – interrumpió mi tía.
_Gracias – le lanzó una mirada furtiva, a modo de que se callara, pero educadamente.
_En fin – volvió a dirigirse a mí - Como he dicho, tengo que hablar contigo.

Y comenzó a narrarme, lo que había venido a decir.


_Estarás muy bien con tu padre – me dijo mi tía, después de escuchar el discurso del sr. Sheridan.
_Pero apenas le conozco… – le dije extrañada - ¿Tú lo sabías?
_Sí. Tu abuela me lo refirió en su lecho de muerte. ¿Ella no te dijo nada?
_Nunca creí que lo dijera en serio – dije con la mirada clavada en mis maletas hechas.
_Tú continúas teniendo a tu familia aquí en Asturias. Pero tu padre está en Irlanda y allí está toda tu familia paterna. Vamos Maureen, – intentó animarme - tu padre no es un extraño para ti. Sabes que te quiere y que siempre se preocupó por ti.
_Sí claro. Una llamada cada “X” meses y un Christmas por Navidad. Tengo un “súper papá” – dije irónicamente.
_Míralo del lado bueno. Allí tienes más familia que aquí.
_Sí claro. Una familia que he visto 3 veces en mi vida. Un padre, unos abuelos, una madrastra que conocí el día de su boda y 3 hermanos. ¡Ufff! – dije fastidiosamente.
_Ya tienes más que yo. Yo solo tenía a tu abuela y a tu madre.
_ De la única que guardo más recuerdo es de la madre de mi padre… - recordé - ¿Me puedo quedar contigo? – le supliqué.
_Sabes que no puede ser – se apenó – Tu padre te espera. Pero a mí me tendrás siempre que me necesites. No dejes de escribirme – me acarició la cara.

La despedida de mi tía-abuela y mis amistades de Asturias, fue el recuerdo más duro que tuve, a parte de la muerte de mi abuela.



Tenía 12 años cuando aterricé en el aeropuerto de Cork con el sr. Sheridan, el abogado de la familia de mi padre. Recuerdo que al abrirse las puertas de la zona de llegadas, me esperaba mi padre, con un ramo de flores, su mujer Alison y sus dos hijos Jake (de 5 años) y Molly (de 3).

_Bienvenida – me dijo, algo cortado.

No sabía cómo reaccionar. Los dos nos quedamos parados, mirándonos a los ojos. En aquel momento, parecíamos dos extraños, en lugar de padre e hija.

_ ¡Por Dios, Seán! Dale el ramo a tu hija – dijo su mujer, haciéndole reaccionar.
_Sí… claro… - reaccionó – Toma – me lo ofreció.
_Gracias – fue lo único que se me ocurrió decir.
_Bienvenida, querida – le costó decir. Aunque en su mirada noté un brillo que jamás olvidaré.

La situación era bastante incómoda.

_No hagas caso a tu padre. Para unas cosas es muy atrevido, pero para otras, le cuesta arrancar – intervino Alison – Bienvenida “hija” – y me abrazó.

Aquel “hija” me sonó algo raro. Teniendo en cuenta, que lo estaba diciendo, la mujer que se estaba convirtiendo a partir de aquel momento, oficialmente en mi “madrastra”. Nunca lo había pensado de aquel modo. Llevaban algo más de 7 años casados y ya me tendría que haber hecho a la idea, pero no era así.

_ ¿Recuerdas a Jake? – me sonrió y apoyó su mano en el hombro del niño.
_Sí… claro – reaccioné y sonreí tímidamente al ver los ojos azules de aquel niño que me miraba, sin llegar a entender quién era yo.
_Y ella es Molly – presentó a la pequeña que guardaba un enorme parecido a mi padre y a la vez a mí misma, cuando tenía su edad – Darle un abrazo a vuestra hermana mayor.

Ninguno de los dos reaccionó. Simplemente se quedaron embobados mirándome.

_No pasa nada… - les excusé.
_Bueno pues… Creo que mi papel aquí ya no es necesario – dijo el sr. Sheridan – Maureen, te dejo con tu familia – me dijo – Seán – alargó la mano a mi padre – Estaremos en contacto, en cuanto tenga el papeleo listo.
_Muy bien. Gracias, Joe – estrecharon los dos sus manos a modo de “trato hecho”.


El trayecto a casa fue algo… extraño. Mi padre estaba muy callado, al contrario de Alison, que hablaba por los codos, al notar la incomodidad del silencio. Pararon el coche delante de un pub. El “Hagarty” era el pub de mi abuelo, donde trabajaba la familia. Entramos por una puerta lateral y dejamos las maletas a pie de escalera.

_Sube y te enseñaremos tu habitación – me sonrió Alison.

Obedecí, no sin mirar las paredes de papel dibujado color crema-granate y los escalones de madera, que sonaban al pisarlos. Subimos dos pisos, abrió una puerta y allí vi una habitación muy… femenina. Una cama con dosel, un armario blanco, una cómoda a juego,  una mesita de noche del mismo estilo y una mesa con una silla. Todo era algo… no sé, infantil no es la palabra, pero quizás, algo… juvenil, sí que era. Colores rosa pálido, mezclados con blanco y algo en rosa más oscuro. Menos mal que no había nada en fucsia, ni colorines fuertes que hicieran recordar en un cuento de Disney.

_ ¿Te gusta?
_Sí… Está bien – dije resignándome al mirar alrededor, el escenario que iba a ser parte de mi vida en los próximos años.
_ Acondicionamos el desván en dos habitaciones. Espero que no te moleste, pero no hay demasiadas habitaciones para cada uno de la casa. John dormía con Jake hasta ahora, pero se instaló en la habitación de enfrente, hace unas semanas.
_ ¿John? – le pregunté extrañada.
_Sí, tu hermano mayor, vive ahora con nosotros. Vaya, ahora sí que somos familia numerosa – sonrió.

John era mi hermano por parte de padre, de una relación anterior a la de mi madre. Tenía 16 años, pero no sabía que vivía con ellos. La última vez que le vi fue para la boda de mi padre, claro, como a toda la familia.

_ ¿Y él duerme aquí arriba también?
_Sí. Vaya, el desván va a ser “zona adolescente”.

Aquella mujer estaba siendo muy amable conmigo y no sabía qué reacción debía tener. Yo era una niña, algo desconfiada, pero me estaba siendo algo incómodo no agradecer aquella atención. Sonreí tímidamente sin dejar de mirar toda la habitación. Me acerqué a la mesa de escritorio y vi dos folios con dos dibujos.

_Jake y Molly quisieron hacerte un dibujo de bienvenida.
_Son muy bonitos… gracias.
_Bien, será mejor que bajemos al pub y saludemos al resto de la familia. Tu padre está abajo también y estoy segura que tu abuelo querrá verte.
_ ¿Y la abuela? ¿Está abajo también? – me interesé.

Tenía buen recuerdo de ella. Bien, todo el buen recuerdo que puede tener una niña de 5 años, que fue la última vez que la vi. Mi padre siempre me dijo que aparte de tener su mismo nombre, ya de pequeña apuntaba maneras para tener su mismo carácter.

_Claro que sí.

Aquello me alegró. Fue la “primera buena noticia” que sentí y tenía ganas de bajar.
En el recibidor de casa había una puerta de madera vieja que comunicaba con el pub y al abrirse, el olor que recordaba de mi infancia se hizo presente. Aquella mezcla de cerveza, whiskey, tabaco… todo me hizo recular a mi infancia. No recordaba muy bien la decoración, ni la distribución de la casa, pero el olor era inconfundible.

Al primero que vi fue a mi padre hablando con un hombre en la esquina de la barra, junto a él estaba mi abuelo Eoin (Owen), mi tío Brannagh (Brana) y atendiendo una mesa, estaba mi hermano John. No vi a mi abuela, a la que busqué. Me sentí algo rara al ser saludada por tanta gente que allí había reunida. Parte de la familia de mi padre de la que apenas guardaba un vago recuerdo,  había venido a recibirme.

_Dejarla respirar – oí una voz tras de mí – Así lo que vais a lograr es asustarla.

Me giré y la vi. Era mi abuela. Pelo canoso (que antaño había sido pelirrojo, como el mío) ojos verdes, nariz respingona y maquillada de la manera más coqueta que se podía.

_Nana – susurré y me alegré.
_Ven aquí, niña – me abrió los brazos.

Me abracé a ella y olí aquel olor a violetas que tanto me gustaba. Respondió a mi abrazo y me acarició el pelo.

_Estás preciosa – me apartó para mirarme a la cara.
_ ¡Dios santo! – Exclamó mi abuelo – Tiene el mismo parecido a ti cuando te conocí.
_ ¡No digas tonterías! – Le regañó ella – Maureen es más hermosa, y la mezcla española e irlandesa, la hace más especial. Pero el encanto celta, lo sigue manteniendo en sus venas – se enorgulleció.

No había cosa en el mundo que le enorgulleciera más a mi abuela, que la cultura celta. Ella nació en el norte de Irlanda, en Blacksod, en el condado de Mayo. Cuando mi padre se casó, recuerdo haber pasado allí unos días con ella  y mi abuelo.

_Bienvenida – se acercó John.
_Gracias – le agradecí.

No sabía lo que era tener un hermano. Me había criado sola toda mi vida, con apenas la compañía de mi abuela y su hermana solterona. Y de repente, tenía una enorme familia. Padre, madrastra, hermanos, abuelos, tíos, primos…

_Llevan días preparando tu llegada – me confesó mi hermano en un rincón.
_Muchos no les conozco – le dije observando a la multitud.
_Yo tampoco les conocía, pero los verás muy a menudo por aquí. Este es el centro de reuniones de la familia y de la zona.

Las pintas de cerveza comenzaron a correr y la puerta no dejaba de abrirse y cerrarse. Aquel ajetreo, pronto me daría cuenta, que era la cosa más normal.


_ ¿Cómo es? – le pregunté a John en la escalera, en un momento en que conseguí estar sola.
_ ¿Cómo es, quién?
_Eh… - me costaba pronunciar la palabra, pero debía acostumbrarme – “Papá”.
_Es – pensó y se sentó a mi lado - reservado, observador, de pocas palabras… pero se puede hablar con él.
_Pues a mí apenas me ha dirigido la palabra – le reproché.
_Dale tiempo. Él no es como Alison – bromeó.
_ ¿Y ella? ¿Cómo es?
_Es buena mujer. Quiere mucho a papá y todo lo que le envuelve. Yo desconfié de ella cuando vine a vivir aquí, pero no se mete en mis asuntos y con eso me basta. Dice que para mis problemas, debo recurrir a papá, porqué son cosas de hombres. Pero que si él no me hace caso, que ella estará allí.
_Es mayor que papá, ¿no?
_Sí. Pero se llevan bien. Desde que estoy aquí, no he oído nunca una riña entre ellos.
_ ¿Por qué estás aquí?
_Digamos que no le gusto demasiado a la pareja de mi madre. Y ella como está locamente enamorada de él… - suspiró mirando al suelo - Pues vine aquí. que ella haga su vida y yo haré la mía.


A los 10 días comencé las clases en el colegio de la zona. Un colegio público, donde yo era el nuevo “bicho raro”. Diana perfecta de las bromas. La “española” recién llegada. La niña que le costaba seguir las clases por la falta de comprender el idioma al 100%. La que no se enteraba de nada en las clases de “gaélico”. En fin, no fue idílico que digamos. Niñas repelentes que me hacían el vacío, por ser “la nueva” y chicos que pasaban de mi cara. Todos menos uno: Dylan Ronayne. Él fue mi amigo de escuela y de instituto. A él también le hacían el vacío, por ser… “diferente”. A diferente, me refiero a que se corrió la voz por el tema de su homosexualidad y los demás chicos de daban de lado. Sí, en una época donde la homosexualidad no estaba del todo aceptada en aquella sociedad. En fin, nos convertimos en “besties” a la fuerza. Digamos que nuestros vacíos se unieron.

En casa (a mi padre en concreto) les chocó bastante el tema de Dylan, al principio. A Alison, no le importaba y a mi hermano John, digamos que lo aceptaba, pero que se mantuviera apartado, por si acaso. En fin, una vergüenza, ya que yo lo veía de la manera más normal, al haber tenido como vecino en Asturias a un chico de la misma orientación sexual.


Mi vida en Cork fue adaptándose, poco a poco. Las reuniones familiares, la vida entre casa, la escuela y el pub, las tardes de paseo con Dylan, el cuidado de mis hermanos menores y la aceptación por parte de mi hermano John, de tener a una hermana adolescente. Alison estaba encantada con aquella vida familiar y mi padre, pasaba mucho tiempo trabajando en el pub.

Una tarde, tuve dudas con un trabajo del instituto. Internet no funcionaba, necesitaba información de unos atlas que había visto en el dormitorio de John. Él estaba abajo trabajando y pensé que no le molestaría si entraba a cogerlos prestados. John era muy celoso de su intimidad y siempre tenía la puerta cerrada. Nos llevábamos bien y habíamos hecho del desván nuestro propio territorio. Pero  eso no tenía nada que ver con que sus cosas personales, eran suyas y debía pedirle prestadas las cosas siempre que las necesitara. La verdad es que me daba pereza bajar abajo para pedirle permiso acerca de los libros. Así que me acerqué a la puerta, afiné el oído por si había alguien cerca y giré el pomo con cuidado para hacer el mínimo ruido posible. Abrí la puerta con cuidado y mi sorpresa fue que vi a alguien echado en la cama. Paré en seco. Aquel no era John. Mi hermano era rubio como la cerveza y aquel cabello que asomaba era moreno. No sabía qué hacer, si entrar o salir con el mismo cuidado. Opté por lo segundo. Vaya… ¿Quién sería? Conocía algunos amigos de John, pero simplemente por el cabello, no podía adivinar quién era. ¿Tom? ¿Silver? ¿Danny? Bajé al pub y me acerqué a él.

_John, tengo problemas con internet – le dije mientras estaba fregando unos vasos - ¿Me podrías prestar unos atlas que tienes en tu dormitorio?
_ ¿Tiene que ser ahora? – se fastidió.
_Necesito presentar un trabajo para mañana. Si no lo hago, la Srta. McCurry me cuelga – exageré.
_Espera unos minutos. Termino esto que estoy haciendo ahora y te los doy.
_Dime dónde está y yo misma, los puedo coger – intenté.
_ ¡No! – Se sobresaltó – Ya te los daré yo. Espérate unos minutos, como te dije.
_Está bien - me extrañó su reacción y observé como se afanaba en terminar su tarea.
_Te los dejaré en tu dormitorio. Espérame allí.

No me atreví a decirle que sabía que había alguien en su cama. Aunque luego pensé que había deducido que sería algún amigo suyo, pero también podría ser alguna amiga. En fin, mejor era no decir nada, porque alguna vez había visto a John enfadado y no me gustó.

_Aquí tienes – dijo entrando en mi dormitorio y dejándo los libros encima de mi cama.
_Gracias. Eh… ¡John! – le llamé al ver que abandonaba el dormitorio.
_ ¿Sí? – se giró.
_Eh… Si tengo alguna duda… ¿te puedo preguntar? – no sabía cómo sacarle el tema.
_Claro – contestó a modo obvio.

Cerró la puerta, me la quedé mirando unos segundos, fijé mi mirada en los libros que había dejado en la cama, pero… no me quedé satisfecha. Mi hermano escondía algo, mejor dicho alguien en su cama y no estaba dispuesto a que fuera descubierto. Entreabrí la puerta y me senté en el suelo, al borde de la cama, mirando hacia la puerta, con el libro abierto, esperando atisbar algún movimiento. Esperé y esperé, hasta que se oyó algo que se caía en la moqueta del dormitorio de al lado. Mis ojos se abrieron como platos y comencé a impacientarme. “¡Vamos! Abre la puerta” susurré bajito. Pero ese acto no se llevó a cabo hasta unos segundos después. El pomo de la puerta comenzó a girar lentamente y la puerta comenzó a abrirse. Mis ojos se pusieron como platos por la intriga, hasta que vi una cara asomarse, vigilando por si había alguien.

_Puedes salir. No hay nadie – dije, sin verle la cara al “invitado” – Todos están fuera y John está en el pub.



Esperaba que mis palabras le tranquilizaran y pudiera salir. Y así fue. La puerta se abrió del todo y se dejó ver de cuerpo entero. Era alto, moreno, ojos verdes y con un torso desnudo que le dejaba al descubierto un gran número de tatuajes marcados en la mitad de su cuerpo. Paró y me miró. ¡Dios! Aquella mirada se me clavó de tal manera, que mi vientre dio un respingo. De repente me ruboricé. No esperaba aquella reacción en mí.

_ ¿Esta puerta es el baño? – me preguntó señalando la tercera puerta del desván.
_Sí… sí – tartamudeé.

Entró, sin darme las gracias, pero no me importó. Aquel chico había producido una reacción en mí, que nunca en mi vida había sentido. Me toqué la frente y noté que estaba sudando. Mi corazón se había acelerado y mi mirada seguía fija en la puerta. Al salir del baño, volvió a mirarme:

_ ¿Dices que John está en el pub y que no hay nadie en casa?
_No. Es domingo por la mañana. Estarán dando el paseo familiar.
_ ¿Y tú no has ido? – se extrañó.
_No. Yo… - miré los libros – debo de estudiar.

Me miró y se dirigió a las escaleras, para bajar, sin ni siquiera despedirse. Miré la puerta fijamente y seguí nortada por unos minutos. ¿Quién era? Nunca antes le había visto. No me sonaba de haberle visto antes. Llevaba 4 años en aquella casa y si le hubiera visto antes, lo hubiese recordado.


_Maureen… – dijo mi hermano entrando en la cocina – Tenemos que hablar – dijo mirando de un lado a otro.
_Todavía no han llegado – dije cogiendo un paquete de patatas del armario.
_Perfecto. Lo que has visto antes… - me advirtió – No lo has visto ¿de acuerdo? – me levantó el dedo a modo de advertencia.
_ ¿Me estás amenazando? – me extrañó.
_No. Pero hazme el favor.
_John – le miré y me senté en la encimera – Desde que estoy aquí, “nunca” me he chivado de nada. Y menos de las chicas que has metido en tu cama – le guiñé un ojo – Pero no sabía que también metías a chicos – le sonreí.
_ ¡No seas tonta! Yo no soy como tu “amiguito” Dylan.
_No empieces a meterte con Dylan y nos llevaremos mejor – le sugerí – Bien, ¿me vas a decir quien es tu amigo?

Se oyeron unos ruidos en el pub y miramos a la puerta.

_Ven al pub y te cuento. Ahora tengo que ir.

La curiosidad me picaba tanto que no pude resistirme. Di un salto para bajarme de la encimera y crucé la gran puerta de madera que comunicaba el recibidor de casa con el pub. A penas había 4 clientes. Los de siempre, Tom, Phil, Declan y el viejo Liam. Requerían la presencia de John para otra ronda.

_ ¿Y bien? – me puse a su lado tras de la barra, mientras ponía las 4 pintas.

No fue hasta que las sirvió, que me llevó al rincón, alejados de los oídos de los demás.

_Prométeme que no le vas a decir a papá que has visto a Aidan en casa.
_Vamos bien, por ahora sé que se llama Aidan – ironicé.
_No seas infantil – se puso serio - ¿Me lo prometes?
_Parece más serio de lo que parece. Está bien, te lo prometo. ¿Por qué debo prometerlo?
_Aidan está metido en un lío y ha venido a pasar la noche aquí, por qué no puede ser visto.
_ ¿Por quién? ¿Por la policía?

Me miró, sin asentir, pero con aquella mirada lo dijo todo.

_ ¡Dios John! – Me escandalicé - ¿Tú no tendrás nada que ver en esto no?
_No. Por eso recurrió a mí.
_ ¿Qué tipo de lío? ¿Drogas?
_No. Bandas. Ha habido una pelea entre dos bandas y él estaba en una de ellas.
_ ¿Y le buscan?
_Está fichado y tiene todas las papeletas de que lo cojan. Así que… mantenme el secreto.
_ ¿Y se va a quedar en tu cuarto?
_Hasta que no tenga nuevas órdenes… sí. Bueno, entonces… ¿Me echarás una mano, sí o no?

Le miré a los ojos. John y yo, no éramos íntimos, pero tampoco nos llevábamos mal. Nos llevábamos como dos hermanos y punto. Él fue quien más me ayudó al integrarme en la familia. En cierto modo se encontró en la misma situación que yo, al llegar tarde a la familia.

_Está bien…
_Perfecto. Entonces… ¿puedes subirle algo de comer?
_ ¿Para eso me quieres? – me molesté - ¿Para hacer de recadera?
_Maureen… - puso los ojos en blanco.
_Estaba bromeando. Anda, yo me encargo – me dirigí a la puerta – Eso sí, intenta que Jake no suba al desván.




viernes, 21 de junio de 2013

Todo preparado!!!




MAUREEN
AIDAN
Bueno, ahora sí que sí. Estoy ya está en marcha. ¡Ya era hora!!! Aunque siempre hay cosas que buscar y nunca me canso de ello, creo que ya ha llegado la hora de que comencemos a publicar. Y eso será la semana que viene. El LURTES ya publico. Y no, ya no va a ver más JUERNES, por ahora. ¿Por qué? Pues por la sencilla razón, que las personas que me pedían que publicara dos capítulos por semana, después resulta que iban atrasadas con los demás capítulos. En definitiva, SE ACABÓ. No me da la gana romperme los cuernos intentando escribir rápido y después me quede con algunos plantones.
Las que me seguís, sé que sois fieles y tanto si escribo uno como dos capítulos por semana, os los vais a leer. Así que, Dicho y Hecho. LURTES y punto!.
Os muestro algunas pistas de lo que van a ser los escenarios y algunos símbolos típicos de MAUREEN. Como habéis podido ver, me inspiré para MAUREEN en la actriz Amy Adams (más irlandesa imposible) en el papel de chico malo, tenemos a AIDAN (Adam Levine, líder del grupo Maroon 5) y los escenarios de la novela transcurren entre la ciudad de Cork (en el condado de Cork, al sud de Irlanda) y el pueblo de Blacksod (en el condado de Mayo, al nord oeste del país).

Blacksod
Cork


Espiral Celta

La espiral, es uno de los símbolos más universales. Para los celtas, la espiral no tiene ni principio, ni fin. es un continuo cambio evolutivo que representa la vida eterna. Uno de los símbolos más conocidos e importantes para esta cultura.


Cruz solar celta


La cruz solar, es probablemente el símbolo espiritual más antiguo del mundo. integrado por una cruz armada dentro de un círculo, representa el calendario solar, los movimientos del sol, marcados por los solsticios. también es conocida como cruz de Odín.

Triketa


A este símbolo, se le atribuye el significado de la Santa Trinidad, (Padre, Hijo y Espíritu Santo), pero esto fue cuando la cristiandad llegó a nuestras tierras. En realidad la Triketa, es un símbolo pagano celta, de la religión wicana y simboliza tres aspectos a la diosa. Aunque también se le otorga el significado de "cuerpo, mente y alma" o "cielo, mar y tierra". De todas maneras, los druidas y sus símbolos celtas están ligados a la naturaleza, así qeu todos los significados serían válidos.

viernes, 14 de junio de 2013

Buenas noches!!! Arrancando a MAUREEN




Muy buenas noches!!!

Como ya sabéis, la semana pasada publiqué mi último capítulo de LUCY. Pues bien, ya me lo habéis preguntado en otras ocasiones y... sí. Hay otra novela en camino. 

Todavía estoy trabajando en ella. La historia trata de mucha búsqueda de cultura de otro país, y eso me hace tardar un poco más.

Lo que sí os puedo adelantar es que la novela se llamará MAUREEN y que la historia transcurre entre Asturias e Irlanda.

La cabeza me va a mil ahora mismo. Tengo demasiadas ideas y no paro de intentar memorizarlas todas. Trabajo por las tardes y por la mañana, muchas veces me sumerjo en las páginas de Internet buscando toda la información que puedo pillar. Confieso que también me pasa como con Olaya y con Lucy. Muchas noches me acuesto tarde intentando atar cabos. 

En fin, que ya os he dicho que por ideas no será, pero la información de los lugares, es lo que más cuesta.

domingo, 26 de mayo de 2013

Feliz!!!

Muy buenos días!!! Como muhos de vosotros ya sabeis, tengo problemas con internet en el camping. Hasta la.semana que viene, no podré publicar más capítulos de Lucy. Pero no os preocupeis, que los problemas técnicos terminan y... AYER TERMINÉ DE ESCRIBIR LUCY!!! Sì, os quedan un par de capítulos más y ya terminó la historia. Estoy muy contenta de como terminó. Tenía una idea bastante clara y la verdad es que he seguido en la linea.
En fin... Que tengais un feliz DOMINGO!!!!!

sábado, 11 de mayo de 2013

Pido perdón, por el tema de las publicaciones

Buenas tardes-noches.
Como muchos sabéis, estoy trabajando en un camping. Y hasta el mes que viene, no tendré controlado el tema de internet.

La verdad, es que cada vez tengo más claro que este va a ser un veranito de lo más... Intenso (jejeje) No penséis mal que no va por mi la cosa. Me refiero a que sé voy a ser testigo de más de una historia de por aquí alrededor.
Poco a poco os iré contando cositas de por aquí.

Besotes TRENCER@S!!!

jueves, 21 de marzo de 2013

Amor de PERRAS




Todo el mundo tiene amigos. Bueno, hay amigos y amigos. Una vez escribí un post sobre "mis" amig@s". Aquellos que siempre están, aquellos que no importa la distancia, aquellos que siempre tienes necesidad de llamar para contarles lo que te pasó en ese momento tan importante, aquellos que pese el tiempo que pasáis sin conexión... Los que siempre están allí. Y aquellos que creías que estarían y luego resulta que todo quedó en "agua de borrajas". Pero bueno, a esos hay que darles de comer a parte.

El sábado pasado tuve cena de... "PERRAS". Suena un poco raro, lo sé, pero es que entre nosotras nos llamamos así. "Tú, perra, que el otro día no me llamaste". "Tú, perra, tengo que darte algo", "Tú, perra, ¿Sabes algo de fulanita?" Y así, siempre.

Nos conocimos en la tienda donde todas trabajábamos todas. Una central del bricolaje alemana. En fin, que en su tiempo, el buen rollo era diario. Íbamos a ser más en la cena, pero entre una cosa y la otra, no todas pudieron venir e incluso hubo otra que se coló (invitada, por supuesto). Es curioso, pero de todas las que estábamos allí, solo dos continúan en la tienda. Y eso... quieras o no, se valora todavía más. A ver si me explico. Hay relaciones que se "fuerzan" al verse día a día. Una persona no te puede caer bien, pero la tienes que "soportar" cada día en el trabajo. En cambio, yo, por ejemplo hace 5 años que no trabajo en la tienda, Sandra 3 cuartos de lo mismo, Mónica igual, Montse también, Rosa marchó a Málaga y luego a Tarragona con la empresa pero volvió a los orígenes, Bessy incluso marchó a Honduras y Miami y volvió a la tienda de Girona. Y Rocío... bueno, Rocío fue la infiltrada, pero se le aceptó aquella noche.
A lo que me refiero, es que pese a la distancia, pese al no vernos-llamarnos en meses, siempre estamos allí y nos alegramos de reunirnos. 

En fin, a lo que iba. La cena... genial. Descubrimos a SIFO (nuevo brindis, "por SIFOllamos esta noche"). El vino y los chupitos, nos alegraron más la noche si cabía. Los camareros se lo pasaron en grande con nosotras, porque les entreteníamos más de la cuenta. Y para postres... la fiesta no defraudó.

El domingo iba a escribir acerca de la noche, pero como comprenderéis, una no tenía el cuerpo para asomarse siquiera a la pantalla del ordenador.

En fin, que a lo que iba. Somos "PERRAS" sí, pero nos queremos un montón y vete tú a saber cuando nos volveremos a juntar otra vez. Aunque, sinceramente, superar la noche del sábado será... algo difícil "¿VERDAD PERRAS?"