Dicen que toda persona tiene que hacer tres cosas en la vida. Una es tener un hijo, otra plantar un árbol y la última, escribir un libro. Como siempre me han dicho que yo soy algo rara, pues para no perder la costumbre, yo comencé por la última. Lo del árbol, siempre estoy a tiempo. Aunque lo del hijo... cada vez lo veo más lejano.
El pasado 11 de abril asistí al bautizo de mi queridísima "OLAYA". Mi "niña" que vosotros, los seguidores del blog, tuvisteis la oportunidad de ver nacer y seguir la historia, aquí mismo. Fue vuestra culpa que Olaya tuviera tanto éxito y por eso quiero compartir con vosotros la alegría y agradeceros la fuerza que me distéis para seguir con ella.
Pertenezco a una "gran familia" literaria. Hace un año me uní a un inmenso grupo de personas maravillosas, de la mano de Susana (mi editora y sobretodo amiga). Cuando me uní a ellas, éramos unas 900 personas y ya hemos llegado a 17.000. Sí, habéis leído bien, 17.000 personas que nos une una ilusión: Somos todas unas Locas por la Lectura (como bien dice el nombre del grupo). Os invito a todos los que seáis amantes de la lectura (sea cual sea su género) echéis una ojeada al grupo de facebook y veáis lo que allí se cuece.
Bien, pues estas locas creyeron en mí desde el primer momento que leyeron la historia de Olaya. Pasamos por nuestros altos y bajos. El camino ha sido largo, pero no duro. Supongo que cuando confías en alguien, la espera es más llevadera porque sabes que le van a dar el mismo cariño que tú. Y no supongo mal.
El día 31 de marzo salía a la venta Olaya en el portal digital (Amazon) y el pasado 11 de abril se hizo la presentación oficial en Can Ninetes. ¿Por qué en Can Ninetes? Fácil. Primero porque se hacía en mi barrio y segundo, porque tenía ganas de presentarlo en la casa que tantas veces había visto desde pequeña y estaba en ruinas. Desde el primer día que entré allí una vez restaurado supe que no me había equivocado a la hora de elegirlo. Tenía que ser aquel sitio y así fue.
Una barbacoa. Eso fue lo que decidimos hacer el mismo día de la presentación. Locas (y locos) de la provincia de Barcelona y de Tarragona, subían expresamente al acto de mi libro y decidimos comer todos juntos. No costó convencer a mis padres para que se hiciera en el porche de casa. Había espacio suficiente para un grupo de gente, aunque este grupo constara de más de 40 personas. Cualquiera hubiese puesto las manos en la cabeza, pero mi familia está acostumbrada a estos tinglados.
Una de las cosas que más gracia me hacía (no me molestaba, pero más de una vez puse los ojos en blanco) es la típica pregunta: "¿Estás nerviosa?" A lo que yo tranquilamente y honestamente siempre contestaba lo mismo "Pues no". Y no mentía, lo juro. me decían que quizás fuese por que todavía no había llegado el momento y que quizás los tendría en la presentación. ¿Por qué narices está todo el mundo empeñado en que tenía que ponerme nerviosa? ¿Defraudé a alguien por no estarlo? ¿Preferían que tartamudeara, que me sudaran las manos o que me pusiera blanca como el papel?. Pues lo siento, pero... No. No lo estaba.
La madrina de mi niña vino desde Almería. Desde el primer momento que me dijeron que la madrina de Olaya sería Angy Skay, un escalofrío de emoción recorrió mi cuerpo. Ella sabe que no la quiero (en realidad la adoro) y no podría haber confiado en nadie mejor que ella, para esta ocasión. Angy ha sido mi soporte, junto a Susana en estos meses y sabe por lo que he pasado hasta llegar aquí.
Llegó el momento de llegar a Can Ninetes, y ¿cuál fue mi sorpresa? Pues que una vez aparcado el coche, tengo prohibido (sí, habéis leído bien "prohibido") entrar en el centro. ¿La razón? Me dijeron que estaban preparando la sala. Hasta aquí bien, lo malo es cuando me dijeron que a mi familia también la habían echado del recinto. No soy demasiado fan de las sorpresas (aunque si luego me van a gustar, sí) y el no saber lo que allí se cocía, me picaba la curiosidad. Repito para los que no recordáis lo que dije antes: No estaba nerviosa. Aunque la cara de mi hermano al llegar y contarle porqué estaba encerrada en el coche de mi amiga Ester y porqué Jessica y Elisenda me vigilaban para que no entrara, era un poema.
Hasta que llegó la hora y tengo que reconocer que la espera había merecido la pena. La sala estaba decorada de ensueño. Las sillas colocadas, la mesa preparada con los libros y la mesa principal... Mejor imposible. Un velo, velas encendidas con olor a vainilla (relacionadas con una escena del libro), fotos colgadas con la portada del libro...
Nos sentamos en la mesa: Angy, Susana y yo. Manel Mesquita (periodista que lleva la revista digital del barrio "el dimoni") hizo para comenzar una pequeña introducción del barrio que me vio nacer (Santa Eugènia de Ter) y después
de mi infancia e adolescencia. ¿Cómo se informó? Fácil, el día anterior llamó a mi padre y le hizo una serie de preguntas. Más de una risa se me escapó y cada vez que iba a decir algo nuevo, ponía los ojos como platos al pensar "A ver qué va a soltar ahora". Pero no, todo fue bien y hay que reconocer que lo hizo hasta bonito. Al menos a mí me gustó y sé que a más de uno también.
Susana y Angy hicieron una pequeña introducción y después llegó el turno de sus preguntas acerca de Olaya y de mí misma. ¿Os tengo que volver a repetir que no estaba nerviosa? Mira que tenéis ganas que os diga que sí. Pues siento decepcionaros.
Hablé de cómo comencé a escribir, como fue Jordi Vilamitjana de importante en mi vida (profesor de instituto, fallecido el año pasado y a quien le dedico unas palabras en el libro) y sobretodo como nació OLAYA. Vosotros, los lectores de este blog, sabéis como fue la historia de la "niña". Como nos divertíamos los lurtes y los juernes, publicando a las doce en punto de la noche, un nuevo capítulo de las aventuras de Olaya y Eduardo. Me sentía cómoda hablando a cerca del libro que tantos buenos ratos me hizo pasar cuando lo escribía, cuando lo comentaba con mis amigas, cuando hacíamos las batallas de las canciones, cuando buscaba ideas, cuando buscaba tramas... preguntas, respuestas, intrigas...
Mi madre era la única persona que sabía el as que tenía en la manga para aquella ocasión. Quise agradecer a toda aquella gente que me había confiado en mí desde el principio de comenzar esta andadura. Pero sobretodo, quise dedicar (sin decir nombres) a TODAS LAS PERSONAS QUE DURANTE MI INFANCIA NO CONFIARON EN MÍ. A todas aquellas que decían que no llegaría a ninguna parte. Señoras, lo siento, pero... HE ESCRITO UN LIBRO. Se venderá más o se venderá menos, pero al menos he tenido los santos ovarios, de hacer algo en mi vida y no me he quedado en un rincón como ustedes pretendían. Así que... VA POR USTEDES! (Luego vendrá el caso de que algunas cuando me vean por la calle, encima me cepillarán la espalda, como decimos aquí).
En fin, que todo salió genial e incluso se me hizo corto. y la firma de libros fue donde más disfruté. Familia, amigos de toda la vida (de la infancia, de la adolescencia, del barrio, del trabajo) y sin olvidarme de mis "Locas".
Esperando a entrar en Can Ninetes. |
Una barbacoa. Eso fue lo que decidimos hacer el mismo día de la presentación. Locas (y locos) de la provincia de Barcelona y de Tarragona, subían expresamente al acto de mi libro y decidimos comer todos juntos. No costó convencer a mis padres para que se hiciera en el porche de casa. Había espacio suficiente para un grupo de gente, aunque este grupo constara de más de 40 personas. Cualquiera hubiese puesto las manos en la cabeza, pero mi familia está acostumbrada a estos tinglados.
Así comímos l@s Loc@s el día de la presentación. |
Una de las cosas que más gracia me hacía (no me molestaba, pero más de una vez puse los ojos en blanco) es la típica pregunta: "¿Estás nerviosa?" A lo que yo tranquilamente y honestamente siempre contestaba lo mismo "Pues no". Y no mentía, lo juro. me decían que quizás fuese por que todavía no había llegado el momento y que quizás los tendría en la presentación. ¿Por qué narices está todo el mundo empeñado en que tenía que ponerme nerviosa? ¿Defraudé a alguien por no estarlo? ¿Preferían que tartamudeara, que me sudaran las manos o que me pusiera blanca como el papel?. Pues lo siento, pero... No. No lo estaba.
La madrina de mi niña vino desde Almería. Desde el primer momento que me dijeron que la madrina de Olaya sería Angy Skay, un escalofrío de emoción recorrió mi cuerpo. Ella sabe que no la quiero (en realidad la adoro) y no podría haber confiado en nadie mejor que ella, para esta ocasión. Angy ha sido mi soporte, junto a Susana en estos meses y sabe por lo que he pasado hasta llegar aquí.
Llegó el momento de llegar a Can Ninetes, y ¿cuál fue mi sorpresa? Pues que una vez aparcado el coche, tengo prohibido (sí, habéis leído bien "prohibido") entrar en el centro. ¿La razón? Me dijeron que estaban preparando la sala. Hasta aquí bien, lo malo es cuando me dijeron que a mi familia también la habían echado del recinto. No soy demasiado fan de las sorpresas (aunque si luego me van a gustar, sí) y el no saber lo que allí se cocía, me picaba la curiosidad. Repito para los que no recordáis lo que dije antes: No estaba nerviosa. Aunque la cara de mi hermano al llegar y contarle porqué estaba encerrada en el coche de mi amiga Ester y porqué Jessica y Elisenda me vigilaban para que no entrara, era un poema.
El momento de mi "secuestro". |
Hasta que llegó la hora y tengo que reconocer que la espera había merecido la pena. La sala estaba decorada de ensueño. Las sillas colocadas, la mesa preparada con los libros y la mesa principal... Mejor imposible. Un velo, velas encendidas con olor a vainilla (relacionadas con una escena del libro), fotos colgadas con la portada del libro...
Nos sentamos en la mesa: Angy, Susana y yo. Manel Mesquita (periodista que lleva la revista digital del barrio "el dimoni") hizo para comenzar una pequeña introducción del barrio que me vio nacer (Santa Eugènia de Ter) y después
de mi infancia e adolescencia. ¿Cómo se informó? Fácil, el día anterior llamó a mi padre y le hizo una serie de preguntas. Más de una risa se me escapó y cada vez que iba a decir algo nuevo, ponía los ojos como platos al pensar "A ver qué va a soltar ahora". Pero no, todo fue bien y hay que reconocer que lo hizo hasta bonito. Al menos a mí me gustó y sé que a más de uno también.
Susana y Angy hicieron una pequeña introducción y después llegó el turno de sus preguntas acerca de Olaya y de mí misma. ¿Os tengo que volver a repetir que no estaba nerviosa? Mira que tenéis ganas que os diga que sí. Pues siento decepcionaros.
Hablé de cómo comencé a escribir, como fue Jordi Vilamitjana de importante en mi vida (profesor de instituto, fallecido el año pasado y a quien le dedico unas palabras en el libro) y sobretodo como nació OLAYA. Vosotros, los lectores de este blog, sabéis como fue la historia de la "niña". Como nos divertíamos los lurtes y los juernes, publicando a las doce en punto de la noche, un nuevo capítulo de las aventuras de Olaya y Eduardo. Me sentía cómoda hablando a cerca del libro que tantos buenos ratos me hizo pasar cuando lo escribía, cuando lo comentaba con mis amigas, cuando hacíamos las batallas de las canciones, cuando buscaba ideas, cuando buscaba tramas... preguntas, respuestas, intrigas...
Angy Skay, Susana Martínez y yo |
Mi madre era la única persona que sabía el as que tenía en la manga para aquella ocasión. Quise agradecer a toda aquella gente que me había confiado en mí desde el principio de comenzar esta andadura. Pero sobretodo, quise dedicar (sin decir nombres) a TODAS LAS PERSONAS QUE DURANTE MI INFANCIA NO CONFIARON EN MÍ. A todas aquellas que decían que no llegaría a ninguna parte. Señoras, lo siento, pero... HE ESCRITO UN LIBRO. Se venderá más o se venderá menos, pero al menos he tenido los santos ovarios, de hacer algo en mi vida y no me he quedado en un rincón como ustedes pretendían. Así que... VA POR USTEDES! (Luego vendrá el caso de que algunas cuando me vean por la calle, encima me cepillarán la espalda, como decimos aquí).
En fin, que todo salió genial e incluso se me hizo corto. y la firma de libros fue donde más disfruté. Familia, amigos de toda la vida (de la infancia, de la adolescencia, del barrio, del trabajo) y sin olvidarme de mis "Locas".
Mis "Locas por la Lectura". |
Gracias "Locas" por estar en un día tan importante para mí.